El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a aproximadamente a 50 millones de personas a nivel mundial por lo que sus avances suponen uno de los grandes desafíos para la medicina moderna.

A pesar de los desafíos que plantea el alzhéimer, cuyo Día Mundial se conmemora el 21 de septiembre, los avances recientes son motivo de optimismo.

Las nuevas terapias, la investigación de una posible vacuna y su detección por los valores en sangre, están mostrando resultados prometedores. Además, las tecnologías de diagnóstico están mejorando la capacidad de intervenir lo antes posible para ofrecer a los pacientes una mejor calidad de vida.

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Según la revista científica online JAMA Neurology, se ha documentado una mayor y más rápida precisión diagnóstica para la patología del alzhéimer. Un reciente estudio divulga que podría detectarse a través de una analítica de sangre.

Caracterizada por el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria, aparece cuando en las placas cerebrales se produce un exceso de la proteína beta-amiloide. Esta es esencial para la transmisión de información entre neuronas, y la disminución de otra, el tau positivo, empeorando el proceso cognitivo.

Antes incluso de que aparezcan los primeros síntomas, estos depósitos van formando placas entre las neuronas que resultan tóxicas y son los responsables del progresivo deterioro cognitivo.

Las proteínas son una parte importante de los diferentes procesos celulares que tienen lugar en nuestro organismo. Estas macromoléculas, formadas por aminoácidos, y compuestas por Carbono, Hidrógeno, Oxígeno y Nitrógeno, intervienen en casi todos los procesos biológicos a nivel celular.

Detectar los valores de beta-amiloide y tau en sangre ayudan a la posible detección del alzhéimer, si bien no implica directamente estar afectado.

Desde la Fundación Maragall, que investiga la patología amiloide y comparte los últimos avances científicos para detectar, prevenir y frenar los síntomas de la enfermedad a través de la innovación en el tratamiento del alzhéimer aseguran que si bien los factores genéticos influyen, no quiere decir que se vaya a heredar genéticamente.

Una enfermedad que llega en silencio

Desde la Asociación Internacional de la Enfermedad del Alzheimer aseguran que los síntomas de la enfermedad afectan de tal forma a las familias que cuidan a estos pacientes que llegan a alterar a su salud mental.

Primero la persona se vuelve olvidadiza y se confunde fácilmente con el envejecimiento natural y la pérdida de facultades.

No obstante, esta patología va más allá. El enfermo de alzhéimer no reconoce su entorno hasta el punto de sufrir trastornos de conducta llegando muy probablemente al fallecimiento por los estragos cognitivos. Por tanto, se depende de un cuidador las 24 horas del día.

Esto supone un grave problema. O uno se puede permitir económicamente estos costes o bien tiene que tener acceso a las diferentes asociaciones de ayuda para poder sobrellevar el gran cambio físico y mental de las personas afectadas.

Terapias Basadas en anticuerpos monoclonales

Uno de los avances más prometedores en el tratamiento del alzhéimer ha sido el desarrollo de terapias basadas en anticuerpos monoclonales. Estos tratamientos incluyen medicamentos como lecanemab, un medicamento de solución líquida intravenosa. Comercializado como Leqembi, su uso médico se aprobó en enero 2023 en EEUU pero en estado de revisión en Europa.

Su mecanismo de acción es un anticuerpo monoclonal IgG1 humanizado que se une a las protofibrillas solubles de beta-amiloide. Así disminuye la aglomeración de beta-amiloide, que empeora el alzhéimer al formar placas seniles en la sustancia gris del cerebro y degenerar el sistema nervioso.

Los anticuerpos monoclonales tratan de imitar a los anticuerpos que nuestro cuerpo produce de forma natural en el contexto de la respuesta del sistema inmunitario a agentes extraños o a las vacunas. Este tipo de anticuerpo mostró resultados alentadores en ensayos clínicos al ralentizar significativamente el deterioro cognitivo en pacientes con alzhéimer leve.

Los estudios indican que, al reducir la acumulación de placas de beta-amiloide, lecanemab podría ofrecer una mejoría real en la calidad de vida de los pacientes, marcando un avance crucial en el tratamiento de la enfermedad.

Otros datos que mejoran las expectativas

En diciembre de 2023, Araclon Biotech, del Grupo Grifols, anunció resultados positivos en la Fase 2 del ensayo de la vacuna ABvac40.

Diseñada para pacientes en etapas tempranas del alzhéimer, este experimento de vacuna ha mostrado una respuesta significativa en la progresión de la enfermedad con un perfil de seguridad favorable. Aunque el ensayo no fue lo suficientemente potente para medir su eficacia a gran escala.

Simultáneamente, en Suiza, se han investigado otras vacunas como ACI-35.030, que tiene como objetivo disminuir la proteína tau, que aumenta en los pacientes con EA como una de las principales causantes del deterioro cognitivo.

Los ensayos iniciales de esta vacuna han mostrado que es capaz de inducir una respuesta inmune robusta, lo que podría prevenir la formación de ovillos neurofibrilares y ralentizar la progresión del alzhéimer.

Diagnóstico temprano, factor fundamental

El diagnóstico temprano es crucial para tratar el alzhéimer de manera efectiva. Recientes avances en imágenes cerebrales y biomarcadores han mejorado la detección precoz de la enfermedad, permitiendo intervenir en fases más tempranas.

El Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN) de Madrid cuenta con un nuevo escáner de resonancia magnética, el Magnetom Cima.X. Este escáner duplica la potencia de los anteriores modelos, ofreciendo una resolución que podría detectar cambios en el cerebro mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos.

Para ello, se experimenta con voluntarios mayores de 60 años, sin diagnóstico previo, que participan con un test digital, análisis de sangre y resonancia.

Futuro esperanzador

A pesar de que la investigación se encuentra todavía en fase inicial, los avances actuales nos acercan a un futuro donde el alzhéimer podría ser prevenible o, al menos, mucho más llevadera.

Mientras tanto, seguir una dieta rica en omega-3, aprender nuevas habilidades y mantenerse física y mentalmente activo son métodos recomendados para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Por ejemplo, leer, ejercitar el cálculo, incluso escuchar música pueden ayudar como un impulso estimulante en el sistema neurológico de los posibles afectados.

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