Hay una patología causada por un virus que se manifiesta con una erupción muy característica en las mejillas y se la conoce como la enfermedad de la bofetada. Afecta sobre todo a los niños y niñas de entre 5 y 14 años de edad. Sus síntomas son leves, y los casos suelen aumentar en primavera y verano.
El nombre médico de la enfermedad de la bofetada es megaloeritema o eritema infeccioso y el culpable es el parvovirus B19, tal y como explica la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Se trata de un virus muy contagioso y exclusivamente humano, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), con lo que no es posible el contagio de una mascota o viceversa.
La erupción en la cara, que debuta con el enrojecimiento de los dos pómulos, se asemeja a cómo quedan las mejillas tras una bofetada, de ahí el nombre de la enfermedad. Posteriormente se extiende al tronco, los brazos y la piernas con una duración de entre tres y cinco días.
El contagio
Sobre todo se contagia por vía respiratoria, señala a EFEsalud el presidente de la AEPap, Pedro Gorrotxategi, y los síntomas son leves más allá del exantema.
Puede darse el caso de que entre los cuatro o diez días previos aparezca fiebre o febrícula, dolor de cabeza, picor o dolor de garganta, dolores musculares, nauseas o diarrea.
También que los granitos, que no suelen aparecer en las palmas y las plantas, puedan picar.
Y es en los días previos a la erupción, cuando se puede contagiar, pero una vez que ésta ha brotado ya no, por lo que los niños pueden hacer vida normal e ir a clase.
¿Cuándo?
Es más frecuente en los meses de primavera y verano. De hecho Gorrotxategi apunta que en la provincia donde ejerce como pediatra, en Guipúzcoa, se han visto, en las últimas semanas, más casos de lo habitual, mientras en otras zonas, no.
“No tiene un patrón fijo de repetición, se da de vez en cuando y afecta a grupos de niños porque se contagian los unos a los otros”, explica el presidente de la AEPap.
El peligro para las embarazadas
Gorrotxategi explica que también hay posibilidad de transmisión materno-fetal, en el caso de que las embarazadas se contagien y no lo hayan pasado durante su infancia. En ese caso, se hace un seguimiento a la gestante porque puede producir anemia al feto.
Y si se encuentra en el primer trimestre de gestación, se contagia y no lo ha pasado previamente, puede provocar el aborto.
No obstante, la AEPap incide en que casi todos los adultos la han padecido en algún momento de la infancia, con lo que tienen defensas, de ahí que la mayor parte de las embarazadas no corra ningún riesgo.
El tratamiento
La enfermedad de la bofetada se trata de un problema “solamente estético”, tal y como explica la AEPap y no hay un tratamiento específico.
En algunos casos el virus que causa la enfermedad de la bofetada puede producir dolores articulares, aunque suelen aparecer más en los adultos, quienes también pueden tener fatiga, depresión u otros síntomas articulares durante meses o semanas después de la infección.
En el caso de que provoque dolor en las articulaciones se puede tratar con analgésicos (paracetamol) o antiinflamatorios (ibuprofeno).
No hay vacuna ante el parvovirus B19 con lo que las medidas de prevención son las generales: lavado de manos y tener unas buenas prácticas al toser o estornudar, hábitos que ayudan a evitar la propagación.
¿Cuándo desaparece?
Suele desaparecer de forma espontánea en 1 ó 2 semanas, señala la AEPap. Y en ocasiones puede dejar una pigmentación más oscura residual o el exantema permanecer de forma intermitente varias semanas o incluso meses, a causa del calor, el sol, el ejercicio físico o la tensión emocional.