“Trabajo y salud tienen una relación ambivalente puesto que el trabajo es fuente tanto de salud como de enfermedad”. Artículo del médico inspector de la Seguridad Social José Manuel Vicente Pardo que aborda la situación de las bajas laborales y de los riesgos psicosociales y físicos en el mundo laboral y ofrece pautas de mejora.

En vísperas del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, el 28 de abril, el doctor José Manuel Vicente Pardo se adentra en este artículo para EFEsalud en las repercusiones que la vida laboral puede tener en la salud y en los pasos que se deben dar para mejorar en caso de que sean negativas.

Director de la Cátedra Internacional de Medicina Evaluadora, Pericial y Laboral de la UCAM Universidad Católica de Murcia, también es jefe de la Unidad Médica del Equipo de Valoración de Incapacidades del Instituto Nacional de la Seguridad Social de Gipuzkoa.

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Este médico, inspector de la Seguridad Social, es miembro de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT) y miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao.

José Manuel Vicente Pardo

Trabajo y salud tienen una relación ambivalente puesto que el trabajo es fuente tanto de salud como de enfermedad. Siendo la salud el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad (OMS), esta sólo puede lograrse trabajando.

El trabajo en adecuadas condiciones es un protector de la salud física y mental y el factor psicosocial positivo más determinante de la salud.

El desempleo, y más el de larga duración, es origen de enfermedad; el 85% de los desempleados padecen ansiedad o depresión; así mismo es un alto factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, contribuye a tener malos hábitos de salud, consumo de tóxicos y es factor de mayor mortalidad.

Trabajo como protector de la salud

En el trabajo como protector de la salud, debe ponerse especial énfasis, entre otras medidas, en fomentar la mayor inclusión laboral en situaciones de discapacidad o marginalidad, en facilitar la reinserción laboral tras enfermedad incapacitante (especialmente tras cáncer), en fomentar la prevención de la salud con perspectiva de género, y en la adaptación de las condiciones de trabajo con respecto a la población laboral envejecida, en mutuo beneficio de empresa y trabajador.

El trabajo y la salud son un principio y un derecho fundamental a garantizar. Los riesgos físicos, ergonómicos, químicos o biológicos, están en general mejor controlados, por el mayor desarrollo y aplicación de la legislación reguladora de las condiciones de trabajo.

Ha surgido actualmente la necesidad de afrontar otros riesgos en la seguridad y la salud en el trabajo derivados de la repercusión del cambio climático tales como el estrés térmico, la radiación UV, la contaminación atmosférica, los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de las enfermedades transmitidas por vectores y la mayor exposición a los productos agroquímicos.

Impacto de los riesgos psicosociales en la salud laboral

Mención aparte y destacada es el progresivo aumento de los riesgos psicosociales en el trabajo y su altísimo impacto en la salud laboral, siendo causa directa de aparición de trastornos psicológicos y físicos, motivando situaciones de incapacidad laboral, pérdida del trabajo, abandono del trabajo o presentismo (trabajar enfermo), disminuyendo el rendimiento en el trabajo y originando un deterioro notable de la salud laboral.

Los riesgos psicosociales son de difícil objetivación, valoración y control, y por ello de difícil prevención, pues lo que no se previene en salud origina enfermedad.

Los riesgos psicosociales son un importante riesgo a controlar en un mercado laboral con nuevas tecnologías, nuevos procesos de producción y nuevas condiciones de trabajo, incluyendo el teletrabajo y aplicación de la inteligencia artificial.

Las altas exigencias, la alta competitividad, los fallos organizacionales que no fomentan la justa recompensa, participación activa o motivación; la alta temporalidad y precariedad en el empleo, el empleo de mala calidad y la inestabilidad laboral inducen a cambios continuos en la dedicación profesional por razones de supervivencia económica, que no de mejora profesional.

Las bajas laborales

Esto puede explicar algunos de los fenómenos actuales, como la tendencia al alza del absentismo laboral por incapacidad temporal.

La incapacidad temporal, “las bajas”, son un indicador de salud laboral directo de primer orden. Así que hablaremos de deterioro de la salud laboral, cuando se dice que España registró en 2023 la incidencia más alta de bajas laborales en una década, o que España lidera el absentismo laboral por incapacidad temporal en Europa.

Más en concreto, refiriéndonos a los riesgos psicosociales y el aumento de la incapacidad por trastornos mentales, hablaremos de enfermedad y no de absentismo, cuando en poco menos de una década, las bajas laborales relacionadas con la salud mental se han duplicado, o cuando en 2023 hubo 600.000 procesos de baja por problemas de salud mental, o cuando son el tercer proceso en causar más días de baja, tras las neoplasias o los procesos cerebrovasculares, o que suponen el 15 % del total de bajas.

En términos de salud y seguridad en el trabajo, es preciso concluir de forma rotunda que tanto el accidente de trabajo como la enfermedad profesional representan un fracaso de los sistemas de prevención, y más en la enfermedad pues los riesgos y los agentes que la causan son siempre conocidos, advertidos, actualizados y presentes de forma continua en el trabajo hasta desarrollar la aparición de la enfermedad.

Es preciso actualizar la legislación en materia de prevención de riesgos, adaptándola a los nuevos riesgos derivados de las nuevas formas y organización de trabajo (digitalización, robotización, automatización, tecnología informática, teletrabajo), causantes del aumento de los riesgos psicosociales; así como la protección frente a riesgos químicos derivados de la utilización de nuevas sustancias en diversos sectores de actividad, industria, construcción y agricultura.

Hay que reforzar la actuación de los organismos de inspección y prevención para velar por el mejor cumplimiento de las condiciones de salud y seguridad en el trabajo.

Todo ello con el fin de hacer del trabajo un entorno saludable y seguro, adaptando el trabajo al trabajador.

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