Una investigación demuestra que la aplicación de ranolazina, un fármaco empleado actualmente en afecciones cardíacas, mejora en ratones la eficacia de las actuales terapias para el tratamiento del melanoma.

El estudio, realizado en varios centros españoles, se publica en la revista Nature Metabolism y podría ofrecer -según los autores- una alternativa terapéutica para tratar este tipo de cáncer de piel.

El trabajo señala que la utilización de ranolazina, aprobado para uso en humanos y que ya se está administrando en la práctica clínica para tratar la angina crónica, favorecería el desarrollo de futuros ensayos clínicos para validar y confirmar su acción en pacientes oncológicos.

Las personas con melanoma en la mayoría de los casos responden bien a las terapias dirigidas contra uno de los genes claves en la progresión tumoral: el gen BRAF. Sin embargo, pronto desarrollan resistencias a estas terapias y los tumores vuelven a crecer.

Además, los últimos estudios clínicos sugieren que estos pacientes responden peor a la inmunoterapia, recordó un comunicado del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Esta investigación consigue “un conocimiento profundo” del papel del metabolismo de los ácidos grasos en el desarrollo de resistencia a los inhibidores de BRAF y demuestra la acción de la ranolazina para ralentizar la progresión tumoral.

La aplicación de este fármaco permite que las células de melanoma sean más visibles para el sistema inmunitario, lo que mejora la respuesta a las inmunoterapias y aumenta la capacidad de los linfocitos de controlar el crecimiento tumoral.

“Este estudio demuestra que es posible reorganizar farmacológicamente el metabolismo de la célula tumoral para mejorar el efecto de terapias dirigidas e inmunoterapias”, indicó Imanol Arozarena Martinicorena, del centro de investigación biomédica de Navarrabiomed.

El siguiente reto de los investigadores, entre los que también hay científicos del IRB de Barcelona (noreste de España), es demostrar el efecto clínico de estas combinaciones en pacientes, así como estudiar el potencial de la ranolazina en otros tipos de cáncer. Para ello hay que entender mejor cómo actúa el fármaco tanto en las células tumorales como en el sistema inmune.

“Este trabajo muestra el impacto beneficioso de la combinación de ranolazina con inmunoterapia en modelos preclínicos de melanoma, lo que respalda su posible aplicación en pacientes”, destacó Berta Sánchez-Laorden, del Instituto de Neurociencias.

A nivel mundial, este tipo de cáncer supone el 3,4 % del total de casos oncológicos detectados. A pesar de representar solo el 10 % de los casos de cáncer de piel, el melanoma es responsable del 90% de las muertes asociadas a tumores cutáneos. 

EFE

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