Muchos padres se llevan un susto con sus recién nacidos porque estos se ponen amarillos. Algo que es bastante frecuente ¡Que no cunda el pánico! En la mayor parte de ocasiones no debemos preocuparnos ya que suele ser benigno, pero como siempre con los bebes debemos estar alerta.  Puede ser ictericia.

Aproximadamente el 60 % de los recién nacidos pueden desarrollar ictericia alcanzando el valor máximo a las 48-72horas y hasta un 80 % en los bebés prematuros, los cuales alcanzan su pico en torno a los 4-5 días. Desde la consulta de Enfermería del Hospital Quirónsalud San José de Madrid sostienen que lo normal es que no supere esos límites y dure poco tiempo.

Sobre todo, dicen, es especialmente frecuente entre los más prematuros ya que el hígado aún está muy inmaduro. Otras causas de ictericia en el recién nacido suelen ser infecciones o que no coman lo suficiente, según apostillan.

Así, recuerdan que la ictericia es la pigmentación amarillenta de la piel y mucosas que aparece principalmente por motivos fisiológicos en los recién nacidos. Se debe a la acumulación excesiva de la bilirrubina, un pigmento natural que hay en la sangre y que se produce por la destrucción de los glóbulos rojos.

“La ictericia también se define como la elevación de los niveles de bilirrubina, que habitualmente es eliminada a través del hígado. Cuando este órgano no es capaz de procesar la bilirrubina, ésta pasa a la sangre y por eso provoca esa coloración amarillenta tan característica de la piel”, revelan Laura Sánchez Soria y Vidal Domínguez Rodríguez.

Principales causas de la ictericia

Concretamente, detallan que las causas más comunes de ictericia en los recién nacidos son las siguientes:

  • Bebé prematuro.
  • Falta de maduración del hígado.
  • Problemas de lactancia.
  • Incompatibilidad del grupo sanguíneo entre el bebé y la madre.
  • Hematomas producidos durante el parto.
  • No suele ser grave

Reconocen igualmente que un indicador para saber si la situación es grave o no es observar el blanco de los ojos. Si estos tienen el color habitual no hay por qué preocuparse.

Suele aparecer, según prosiguen, en el segundo día de vida. A pesar de ello, sostienen que en muchas ocasiones se le da el alta al bebé, con la consiguiente recomendación de visitar al pediatra de cabecera al poco tiempo para su control.

En la mayor parte de los casos, los episodios de ictericia suelen ser benignos y no supone ningún riesgo para la salud del neonato, si bien remarcan la importancia de controlar los niveles.

“Solamente el 6 % de los casos de ictericia son patológicos”, recuerdan los profesionales de Enfermería. Habitualmente en los niños que son alimentados al pecho, la ictericia puede prolongarse algunos días más de lo habitual, pero sin que esto suponga ningún problema para los menores.

En la propia consulta se pueden definir los niveles de bilirrubina con un aparato denominado ‘bilicheck’, indican.

“Este dispositivo emite una luz blanca en la piel y mide la intensidad de las longitudes de onda. Cuando realizamos esta primera medición, y vemos que los niveles son altos, hacemos una segunda directamente en sangre, y si esta prueba nos confirma los resultados, el bebé se quedará ingresado”, añaden.

¿Siempre necesita tratamiento?

En último lugar, los especialistas de Quirónsalud San José subrayan que en la mayor parte de ocasiones no se precisa tratamiento, y bastaría con realizar un seguimiento periódico, comprobar que el recién nacido va ganando peso, que esté bien hidratado y que poco a poco el color amarillo vaya desapareciendo.

No obstante, sí advierten de que, cuando la cifra de bilirrubina sigue aumentando, el tratamiento estrella que se suele utilizar es la fototerapia.

“Este tratamiento consiste en aplicar luz blanca o azul sobre la piel del bebé. Seguro que muchos habéis visto en muchas películas las típicas incubadoras azules con el bebé dentro. Pues eso es porque se está llevando a cabo este tratamiento. Ofrece unos resultados muy buenos y no supone ningún problema para la piel”.

Aquí mantienen que hay situaciones donde la bilirrubina es consecuencia de una enfermedad, como la incompatibilidad de grupo sanguíneo entre la madre y el bebé, de forma que precisa el tratamiento antes citado. Estos casos, suelen cogerse a tiempo ya que se detectan en las 24 primeras horas de vida, estando en el propio hospital.

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