Se cumplen seis años del asesinato de Regina Martínez, periodista veracruzana, corresponsal del Semanario Proceso y ejemplo de buen periodismo: responsabilidad, cruce de fuentes y verificación de datos.

El siguiente es un texto de la periodista y académica Naldy Rodríguez que presentó en un foro para celebrar el Día Internacional de la Mujer, donde describió a Regina, con la cual tuvo contacto durante un tiempo debido a que entrevistó a varios comunicadores para la construcción de su tesis de Maestría en Periodismo:

Naldy Rodríguez  

Su asesinato sigue impune y su recuerdo sigue vivo en el colectivo de los comunicadores, intelectuales y políticos, así como en la memoria de ejidatarios, ambientalistas y luchadores sociales a los que dio voz. El próximo 28 de abril se cumplen seis años de la muerte de Regina Martínez Pérez, periodista veracruzana y mujer de gran valía que dejó una huella en la sociedad.

La celebración del Día Internacional de la Mujer es propicio para recordar sus valores como periodista y reconocer la importancia de su labor profesional para el desarrollo de la democracia. Hoy diferentes comunicadoras, desde sus trincheras, tratan de estar a la altura de las demandas ciudadanas y contribuir con un granito de arena a la construcción de una sociedad más justa.

Perfeccionista, directa y algo obstinada, Regina Martínez se caracterizaba por su trabajo de investigación, especialmente en temas sociales, del medio ambiente y de seguridad pública. Trataba de ir al fondo de un asunto o noticia, de ponerse en los zapatos de las víctimas y de buscar todas las versiones de un hecho.

Con casi 50 años, la oriunda de Rafael Lucio había pasado por varias redacciones: El Sol de Chiapas, La Jornada, Política (periódico hoy extinto), su compromiso con la verdad y  su  convicción por abanderar las causas sociales, la llevaron a escribir en las páginas de uno de los semanarios más importantes en la vida política de México, Proceso.

 “Capturan en Veracruz a la ‘Comandante Tere’, presunta jefa de sicarios”, “Detienen en Veracruz a nueve policías vinculados con el narco” e “Investiga la Procuraduría de Veracruz muerte de exlíder perredista”, fueron algunos títulos de los últimos textos que escribió.

En agosto de 2009 pude entrevistar a Regina como parte del trabajo de tesis de maestría titulado “La construcción de noticias sobre el narcotráfico en Veracruz durante el 2007, criterios para el ejercicio profesional y ético del periodismo”. Eran los albores de la violencia que estremecerían a toda una sociedad y a un gobierno.

Tenía cerca de 30 años de experiencia, ya acudía a los eventos con más tranquilidad, entrevistaba a los funcionarios sin pena ni temor, trabajaba en solitario y podía tardarse al menos tres meses en la investigación de un trabajo periodístico.

“El último reportaje que saqué, fue de los que me llevó como tres meses, porque no hay información, se niega a declararte el procurador, el secretario de Seguridad y el propio gobernador, que dice que todo está tranquilo, que no pasa nada, que son de paso, pero ya vemos que sí se quedaron”, comentó.

La organización Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) registró del 2002 al 2015 un total de 331 hechos violentos en contra de periodistas mujeres por su labor profesional y 13 casos de feminicidio. Otro fenómeno preocupante que reportaron en su informe denominado “El Poder del Cacicazgo” presentado en 2016, es que las comunicadoras sufren amenazas y calumnias de una falsa vida personal.

Para CIMAC, la violencia ejercida en contra de las periodistas: “es producto de las relaciones asimétricas de poder en el sistema patriarcal imperante en la sociedad”.

Vacíos informativos

Hace ocho años, al igual que hoy ocurre, había un vacío de información y las puertas de las dependencias e instituciones se habían cerrado para los reporteros. La información no fluía por los canales oficiales.

Y aquí es pertinente aclarar que la fuente gubernamental es una más que debe consultarse en aras de contrastar las versiones e incluir todas las voces para lograr un relato veraz, completo y contextualizado…no es que los reporteros pretendan esperar el boletín cruzados de brazos, como algunos usuarios de las redes sociales lo han manifestado.

En aquel 2009, las puertas de las dependencias gubernamentales comenzaron a cerrarse y conforme crecía la violencia, aumentaba el ocultamiento de información,  para dar paso a la mentira y negación.

A través de comunicados y llamadas telefónicas a las redacciones, los funcionarios gubernamentales coaccionaron la voluntad periodística de informar con rigor, veracidad y responsabilidad social.

La corresponsal de Proceso, egresada de la Universidad Veracruzana, tuvo que comprometerse a no manejar el nombre de la fuente que le proporcionaba información relacionada con hechos delictivos y el narcotráfico…Sus informantes fueron reporteros de la nota roja y algunos mandos medios de la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública. Y sólo así, decía.

“Primero investigo si un hecho realmente está relacionado con el narcotráfico, es un tema muy difícil, sobre todo porque no cualquiera te declara, las mismas autoridades lo ocultan, aunque haya el sello del narcotráfico. Hay que ver si es un simple pleito de borrachos, pero si ya lo ves que se vuelve cotidiano ya es violencia organizada”, reveló en una larga entrevista.

Lo mínimo que recomiendan los manuales y libros de segunda generación de periodismo es: Nunca decir más de lo que se sabe, los rumores no son noticia, mantener distancia respecto a la fuente, evitar la omisión intencional de datos y reconocer los errores.

Me atrevería a decir que Regina era una mujer ética y con valores. Por eso cumplía a cabalidad una de las principales directrices del buen periodismo: “toda información debe ser una búsqueda honesta de la verdad”.

“Las fuentes oficiales no, tengo que recurrir a las fuentes extra oficiales, hay que tener contacto dentro de las propias instituciones, en la Procuraduría, Seguridad Pública, los mismos reporteros de la nota roja. Tuve que comprometerme a no manejar fuentes y solo así”, manifestó-

-¿Consideras que en Veracruz los medios de comunicación actúan con ética y responsabilidad al tratar sucesos relacionados con el narco?

-“Ya olvídate de la ética, ya no hay responsabilidad, ya más que todo hay temor”, confesó poco antes de perder la vida.

Violencia y riesgos

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó en 2016 que las agresiones contra las mujeres periodistas han aumentado porcentualmente de una

forma más acelerada que en el caso de los hombres.

En el reporte publicado el 2 de marzo de 2016, “Situación de derechos humanos en México” con la información aportada por las organizaciones, señaló que “muchas de las periodistas agredidas cubren temas políticos y han hecho denuncias de corrupción, además en la mayoría de casos, la violencia ejercida habría sido psicológica”.

“La importancia de tomar en cuenta la cuestión de género en el estudio de la violencia contra periodistas y la definición de estrategias tendientes a erradicarla, se refuerza a partir de la obligación de los Estados de combatir con la debida diligencia las formas de discriminación y la violencia contra las mujeres”, estableció la Relatoría Especial de la CIDH.

De acuerdo a la investigación realizada por el organismo internacional, la “violencia basada en género es una de las formas más extremas y generalizadas de discriminación”, la cual impide y anula de forma severa el ejercicio de los derechos por parte de las mujeres, entre ellos el derecho a la vida y la integridad personal.

Desde aquella entrevista para un trabajo de tesis, Regina relacionaba el incremento de la violencia en Veracruz con los procesos electorales. Ella y otros cuatro comunicadores murieron en medio de una de las elecciones más encarnizadas para elegir al Presidente de la República, 500 Diputados Federales, 128 Senadores, un Jefe de Gobierno y seis gobernadores.

“Yo siento que sí, en estas elecciones hubo violencia por ahí, es algo que estoy investigando si se rompió ese pacto que dicen que había entre el gobernador y las mafias o fue una estrategia para generar violencia en las elecciones federales. Hubo una muerte diaria, ejecuciones y decapitaciones. Entonces ahorita en las elecciones locales, pienso que la violencia se puede recrudecer, de acuerdo al escenario que hubo en esta federal”, señaló.

En ese entonces, la periodista advertía que era mentira que la violencia fuera de “paso” y alertaba que las corporaciones policíacas estaban involucradas, así como las altas autoridades.

También había investigado el fenómeno del espionaje de los grupos delictivos hacia los comunicadores de Veracruz, sobre todo de aquellos que representaban la primera línea del periodismo diario y especializado.

Los hechos de sangre que ocurrían, sin duda eran un hecho noticioso, sobre todo por el uso de violencia, declaró. Y advertía que no debiamos acostumbrarnos ni dejar de considerarlo como noticia.

Periodistas Multitask

La disparidad en el campo profesional persiste en los medios de comunicación. Basta ver el directorio de periódicos, portales en internet y televisoras. Las mujeres que logran acceder a puestos directivos, lo hacen por un menor salario y con más tareas. Así como en otros ámbitos, tenemos que ser “multitask”…Es cierto que tenemos la capacidad de hacer varias cosas a la vez y que estamos acostumbradas desde pequeñas…pero que se aprovechen y no exista reciprocidad a las labores realizadas, abona a la brecha que existe entre hombres y mujeres en el ámbito profesional.

El estudio de Cimac revela que en los nuevos medios, creados a partir del avance tecnológico, predomina –al igual que en los medios tradicionales- el sexismo y la exclusión de las mujeres para la cobertura de la información.

A propósito de las nuevas tecnologías, en México y en el estado de Veracruz existen casos de mujeres que han sido prácticamente “linchadas” en las plataformas digitales por su comportamiento que queda fuera del ciudadano ejemplar. La violencia hacia las mujeres va en una espiral ascendente en las redes sociales que convergen con los medios de comunicación tradicionales.

Se trata ya de un fenómeno social que se ha visto con mayor fuerza en el último año. Para todos es conocido que en México tomó fuerza en las redes sociales el “etiquetar” y  “estigmatizar” a las jóvenes con el hashtag #ladys para definirlas y estereotiparlas.

La mediatización de estos casos revictimiza a las mujeres pues las expone a las opiniones de decenas y miles de personas que desde su móvil y un solo clic pueden esparcir comentarios. Los medios de comunicación se han subido al “tren” en su lucha para atraer lectores.

Para que los medios de comunicación den un tratamiento adecuado a la violencia contra las mujeres, el Manual de Urgencia del Instituto Oficial de Radio y Televisión de España recomienda:

-Evitar los modelos de mujer que lesionen su dignidad.

-Los malos tratos contra las mujeres atentan contra los derechos humanos. No son un asunto privado, ni doméstico, ni un suceso fortuito.

-No confundir el morbo con el interés social.

-No considerar la violencia contra las mujeres un suceso o una noticia convencional.

-Dar información útil, para lo cual es necesario asesorarse previamente.

-Identificar la figura del agresor y respetar la dignidad de la víctima.

-La imagen no lo es todo, no caer en el amarillismo.

-Informarse y explicar las cifras (pueden tener distintos contextos).

-Evitar los estereotipos y tópicos porque frivolizan y banalizan.

Los retos para las veracruzanas

Establecer una agenda de género: Las periodistas contribuyen a una agenda mediática de paz y una sociedad más justa.

Los resultados del monitoreo realizado por CIMAC, muestran que las periodistas escriben 19 por ciento de los textos sobre crimen y en 55 por ciento de sus trabajos hacen referencia a los instrumentos nacionales e internacionales en materia de Derechos Humanos y al trato con respecto y dignidad a las víctimas de violencia.

Esta misma organización señala que hasta 2010 el tema de feminicidio era cobertura casi exclusivo de las mujeres, “pero una vez que se colocó en los medios la fuente se masculinizó, es decir, que cuando un tema adquiere prestigio informativo, las jefaturas de información lo asignan a los reporteros, la misma situación ocurrió para el tema de Derechos Humanos”.

Es cierto, las mujeres escribimos sobre la desigualdad, las injusticias y la falta de equidad. Y no es que los hombres no lo hagan, pero nos comprometemos más con esos temas, le buscamos otras aristas y darle continuidad.

Seguimiento a las noticias: Después de cubrir un hecho violento poco o nada se sabe de lo que ha sucedido con las víctimas, si es que logran tener acceso a la justicia y a la reparación del daño. “Y en el caso de las personas que viven desplazamientos forzados a causa de la violencia los medios tampoco investigan sobre si estas personas fueron restablecidas en sitios seguros para ellas y sus familias”, señala CIMAC.

Estadísticas: Aunque organismos y asociaciones tratan de visibilizar la violencia hacia las mujeres que ejercen como periodistas, la realidad es que no se cuenta con cifras reales de las agresiones.

Entre 2014 y 2015 se registraron y documentaron 147 casos de violencia cometida contra mujeres periodistas en 24 entidades federativas de México, señala CIMAC.

También afirma que: “la ausencia de registros de mujeres periodistas violentadas 10 entidades permiten suponer que es reflejo del contexto violento en el que viven las reporteras, las faltas de condiciones seguras para la denuncia y de mecanismos eficaces para su protección”.

En resumen, la propuesta es romper los cánones del patriarcado, terminar el servilismo y explotación, establecer estadísticas de las mujeres en los medios de comunicación y generar una agenda mediática con perspectiva de género.

No sería descabellado tratar de integrar y redactar un Código de Ética estatal, sobre todo en las condiciones sociales, políticas y económicas actuales, porque es una realidad que “ni las autoridades ni empresas están dando garantías” como señaló muy puntualmente Regina Martínez.

“Aquí debería haber un código, sobre todo que hubiera cierta garantía para desarrollar el trabajo, porque ni las autoridades ni empresas están dando garantías, entonces quedas a la deriva del crimen organizado, al enojo y represalias del gobierno”, advirtió.

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