Por Enrique Cerón
Fue un apasionado de la política, sin por ello aspirar a un cargo público. Alguna vez le fue ofrecida una candidatura a diputado federal por quien tenía poder de decisión al respecto y la rechazó abruptamente. Amoscado, su interlocutor le reconvino:
-Óigame, no me diga que no tan pronto, por lo menos dígame que lo va a pensar.
-Es que si lo pienso le voy a decir que sí, mejor de una vez le digo que no.
Así era, así fue Froylán Flores Cancela, uno de los más brillantes exponentes del periodismo veracruzano, en el que marcó toda una época con su larga, muy larga trayectoria, mediante sus reportajes, entrevistas y columnas de análisis y comentario político, en las que hizo famosos sus certeros aforismos.
Entendía la política como algo que debía servir al mejoramiento de la vida en común, “para que todos vivamos mejor” –decía-, y nunca perdió de vista los estrechos vínculos que existen entre la política y el periodismo, fue siempre muy cuidadoso de ello. A su lado aprendí que el periodismo y la política se enlazan, se entrecruzan, se funden y, en no pocas ocasiones, se confunden.
Froylán solía referirse a un personaje que nunca falta a sus citas, siempre llega a ellas puntualmente. Ese personaje es el tiempo, el tiempo que llegó para hacer que se cumpliera el destino de Froylán. Hoy, con mi hasta siempre, le digo también:
-Muchas gracias, Froy, muchas gracias por su amistad y sus sabias enseñanzas. Las tendré presentes siempre.