José Vasconcelos Calderón está más vigente que nunca en la Universidad Nacional Autónoma de México, y en varios sentidos. No sólo es una universidad abierta, sino que tiene un gran compromiso social, y esto se debe a Vasconcelos, afirmó Javier Garciadiego Dantán, miembro de la Junta de Gobierno de esta casa de estudios.
“Él conoció la Universidad antes de que existiera como tal, porque estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Le tocó una Prepa en decadencia, pues el Positivismo de inicios del siglo XX no era ni remotamente el impulsado por Gabino Barreda”.
Esa situación llevó a jóvenes ateneístas como Antonio Caso, Pedro Henríquez Ureña y Vasconcelos a solicitar e impulsar la creación de una universidad nacional, recordó el investigador de El Colegio de México.
En el 60 aniversario luctuoso del creador del lema “Por mi raza hablará el espíritu”, que se conmemoró este 30 de junio, Garciadiego Dantán relató que Vasconcelos fue el primero en proponer que la educación fuera consumo universal, es decir, abierta a todos los actores sociales, lo que quedó manifiesto en su discurso al aceptar la Rectoría de esta casa de estudios “Yo no vengo a trabajar por la Universidad, sino a pedir que la Universidad trabaje por el pueblo”.
“¿Por qué propuso esto?, porque vivió la Revolución, fue parte de una clase media lastimada. Desde la Universidad impulsó campañas de alfabetización al término de ese movimiento social, y convenció a los universitarios para que lo acompañaran en esas cruzadas por la alfabetización”.
Para él, la educación era más que una simple instrucción, no se reduce estrictamente a las aulas, implica las artes, la cultura, y esa ideología se aprecia hoy en la UNAM, espacio donde conviven la cultura y las artes, con una oferta única en esos ámbitos.
Además, apuntó Garciadiego, la Universidad de Vasconcelos es Latinoamericana, y lo plasmó en el escudo y lema que nos dan identidad, añadió el exdirector del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
“El mensaje de Vasconcelos está vigente en dos sentidos: se lanza contra la corrupción, y su bandera fundamental es que la Revolución no sólo era agraria, tenía que ser moral; en ese sentido, “sería saludable que vuelva a introducirse la moral como elemento insustituible de la política”.
También fue un gran animador de la lectura en México. Como primer secretario de Educación Pública impulsó la principal campaña de alfabetización, y como rector promovió publicaciones, pues para él lo importante era la lectura de escritores clásicos.
Para aquellos que deseen acercarse al Vasconcelos entusiasta y lleno de buenas ideas, el historiador recomendó leer El Ulises criollo, no sólo por cómo describe al Porfiriato o al régimen maderista, sino su propia etapa formativa, de niño a adolescente y adulto; la muerte de su madre y hermana. “Para mí es un texto maravilloso”, concluyó.