Regodeo es un término que se refiere al placer o satisfacción que se experimenta por algo que resulta perjudicial para otros. Para el caso que nos ocupa, que es el conjunto de comparecencias de los secretarios cuitlahuistas en el Congreso del Estado con motivo de la glosa del Primer Informe de Gobierno, el regodeo es la actitud que están presentando la mayoría de los diputados locales durante esos eventos. Y los perjudicados, no son otros que los más de ocho millones de veracruzanos que no ven los “avances” o “resultados” que allí se presumen.

Los diputados que se supone que representan al pueblo veracruzano, salvo alguna extraña excepción, decidieron hacerle sendas fiestas corales a los secretarios que acuden a comparecer, pero que más que comparecientes, parecen alienados convalecientes de alguna penosa enfermedad contagiosa e incapacitante. 

Todos los secretarios se han constituido en obligados corifeos del gobernador Cuitláhuac. En Veracruz no hay subejercicios, decretó el mandatario y repiten obsecuentes sus colaboradores. Dos de ellos han logrado una modesta calificación aprobatoria ante los legisladores: Lima Franco y Zenyazen Escobar. Los demás pasan con pena y sin gloria al hoyo negro de la palabrería abyecta y triunfal. 

No hay subejercicio, y si lo hay está justificado, dicen los secretarios. Faltaba más, señores y señoras. La dama del turismo nos avisa que llegaron dos millones de visitantes a Veracruz. Seguramente habla de hormigas. El titular del desarrollo agropecuario, hace caravana con sombrero ajeno, pretendiendo engañar con el impacto estatal al PIB nacional, que tienen las actividades primarias veracruzanas. Pero este impacto lleva muchos años manteniéndose, y se debe más al esfuerzo de los empresarios y productores que a los escasos recursos del gobierno. Como ejemplo, las cifras altas en la ganadería, en el cultivo de azúcar y en los cítricos. 

En el ramo de la obra pública, dicen que es bajo y explicable el subejercicio y que los contratos se dieron por asignación directa. Mientras tanto las empresas constructoras están quebrando y despidiendo personal. Las obras públicas, hasta ahora, están solo en papel.

La seguridad pública mejora, según su titular, aunque los asesinatos, feminicidios, secuestros y cobros de piso, continúen alarmando a la gente y poniendo en rojo las estadísticas reales. 

El grillo de los rollos de la SEDESOL ayuda con su ceguera brutal a hundir a su gobernador. Sus estadísticas y sus pobres acciones no garantizan nada a su jefe, a su presidente y tampoco a los veracruzanos. Ayer en el Congreso, al doctor Alor los diputados le vieron alas para que salga volando del sector salud. En pleno diciembre persiste en culpar al gobierno anterior por los medicamentos embodegados y echados a perder. Los enfermos y la inconformidad aumentan y el solo inventa e incrementa los pretextos. Un secretario chiquito que ni con su salud puede. La salud es el área más sensible y con más lamentable estado.

Los diputados morenistas degustan el placer de descubrir que los secretarios de despacho no son más brillantes o comprometidos que ellos. Gómez Cazarín piensa en su futuro y en la fácil comandancia de una legislatura enana. Los de los otros colores hacen el juego, hacen segunda o tercera, pero siempre pendientes de que no les rebajen sus honorables dietas. 

Mientras tanto, pasado un año de simulación, Cuitláhuac García Jiménez comienza a relajarse de la sobrehumana y titánica tarea que el destino le endilgó abrumadoramente mediante la gubernatura. Pero un mes más de vacaciones envuelve su ánimo navideño. Dice que no investigará el asunto de los burócratas acarreados al zócalo de la ciudad de México al primer amlofest. Ya se sabía. Solo le falta la vuelta al ruedo ante los corifeos, los coros y las coristas del Congreso, la semana entrante. 

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