En 1951, la escritora mexicana María Enriqueta Camarillo (Coatepec, 19 de enero de 1872-Ciudad de México, 13 de febrero de 1968) fue nominada al Premio Nobel de Literatura.

“Una dama de sus talentos y logros podría ser seleccionada para este gran honor, que sería no sólo para ella en persona, y para su estado natal de Veracruz, sino para todos los hispanoamericanos”, escribió el profesor de la Universidad de Oregon, Leavitt O. Wright, quien presentó la nominación en su carta dirigida al Instituto Nobel, cuya copia fue proporcionada por la Academia Sueca para este reportaje.

La poeta y narradora veracruzana compitió con 23 escritores, entre los que se encuentran Rómulo Gallegos, José Ortega y Gasset, Winston Churchil y Pär Lagerkvist -el sueco que finalmente ganó-, como consta en la lista de nominados al Nobel de Literatura de 1951 incluida en los archivos del galardón.

Camarillo es la única mujer mexicana que ha sido nominada al Nobel en cualquiera de sus categorías desde que empezó a entregarse el galardón en 1901 y hasta 1966, año hasta el que han sido abiertos los archivos del premio, pues por estatutos no se puede revelar información de las nominaciones hasta 50 años después.

Sin embargo, en la ficha de su nominación no aparecen datos biográficos como las fechas de su nacimiento y muerte, como sí aparecen en las fichas de otros nominados. Su nombre tampoco figura entre la lista de mexicanos nominados en las diferentes categorías durante este período: 10 en total; el escritor Alfonso Reyes, nominado en dos ocasiones, entre ellos. Una omisión que no es más que una muestra del olvido en que se ha tenido a esta escritora.

¿Quién fue María Enriqueta Camarillo?

La vida de Camarillo es relatada en el libro Rincones románticos, una antología general (Fondo de Cultura Económica, 2017). En el estudio preliminar, Esther Hernández Palacios, investigadora de la Universidad Veracruzana, cuenta que esta poeta y narradora nació en el seno de una familia rica y católica.

Cuando tenía 22 años, Camarillo, quien había tenido una educación privilegiada, publicó sus primeros poemas en el periódico El Universal. Lo hizo con el nombre de Iván Moszkowski, en referencia a un músico que admiraba. En ese entonces no era fácil que, más allá de los diarios o revistas femeninas, las mujeres lograran espacios en publicaciones de relevancia nacional. De ahí que tuvieran que recurrir a seudónimos masculinos.

Ya con su nombre pero sin sus apellidos, María Enriqueta publicó su primer libro en 1908: el poemario Rumores de mi huerto. Desde entonces, su poesía gozó de buena acogida por parte de la crítica y de los lectores. Poetas como Ramón López Velarde y la chilena Gabriela Mistral, quien sí ganaría el Nobel en 1945, escribieron comentarios positivos de su obra. De hecho, fue una de las dos mujeres que formaron parte del Ateneo de la Juventud, el distinguido y masculino grupo de intelectuales que lideraba Alfonso Reyes, según cuenta Hernández Palacios.

En 1914, Camarillo escribió por encargo los primeros cinco tomos de Rosas de la infancia, una colección de libros de lecturas que fueron textos oficiales en las primarias del país durante décadas. El sexto volumen apareció 35 años después, cuando los grados de primaria habían pasado de cinco a seis. Estos libros iniciaron a muchas generaciones de mexicanos en la lectura.

Camarillo residió en Madrid, España, desde 1916 hasta 1948, año en que regresó a México. Ese país fue pieza clave en el desarrollo de su carrera literaria, pues allá escribió y publicó la mayor parte de sus libros. Entre ellos, El secreto (1922), una novela juvenil traducida por la hija de Paul Valéry y elogiada por éste, así como los libros de poesía Rincones románticos (1922) y Álbum sentimental (1926), con ilustraciones de ella misma.

Ser una autora prolífica y leída le permitió convertirse en la primera escritora mexicana profesional -es decir, que vivía de su escritura-, de acuerdo con la investigadora de la Universidad Veracruzana.

Una autora caída en el olvido

Pese al éxito que tuvo en su momento, hoy prácticamente nadie recuerda a esta poeta y narradora. Si bien, recientemente, se publicó la antología Rincones románticos y sus libros pueden descargarse en la página de Internet de la Casa Museo que lleva su nombre en su natal Coatepec, gestionada por una asociación civil que difunde su obra, su obra estuvo descatalogada por mucho tiempo.

Entrevistada al respecto, Hernández Palacios considera que una de las razones de su olvido es que su obra se circunscribe a una época: “Escribía con un estilo y sobre unos temas que han pasado de moda. Escribía para las mujeres, las mujeres conservadoras, y para los niños. Aunque fue una muy buena novelista, sus novelas poco interesarían a las mujeres de ahora. Ella escribía para las mujeres porque le interesaba que fueran cultas y educadas, pero no creía que tuvieran que leer lo mismo que los hombres ni dejar el cuidado de la casa y de los hijos. No era una feminista, era una mujer muy católica y ultraconservadora”.

No obstante, la especialista considera que su poesía y sus Rosas de la infancia no han envejecido y que estás últimas merecen ser revaloradas. Además, comenta, hace falta darle el lugar que merece dentro de la historia de la literatura mexicana.

María Enriqueta Camarillo, la escritora mexicana que fue nominada al máximo galardón de las letras en el mundo, murió a los 96 años, prácticamente sola y casi ciega en una casa de la colonia Santa María la Ribera.

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