El papa Francisco celebró la primera misa permitida con fieles, que estuvo dedicada al centenario del nacimiento de Juan Pablo II, en la basílica de San Pedro, que también abre a los visitantes tras 69 días de cierre debido a la pandemia de coronavirus COVID-19.
La basílica permanecía cerrada a fieles y visitantes desde el 10 de marzo cuando se decretó el cierre total de Italia debido a la pandemia y el Vaticano también aplicó estas medidas. Solo se habían celebrado los ritos de la Semana Santa con la presencia del papa pero sin fieles y rezado cada día el rosario.
Desde este lunes en Italia se volverá a permitir celebrar la misa con una serie de estrictas medidas de seguridad como el distanciamiento de los fieles y la obligación de llevar mascarilla.
Durante la misa celebrada en la capilla de la tumba del papa Juan Pablo II había unas 30 personas separadas en los bancos, pero algunos sin mascarillas y guantes como es obligatorio para los fieles en Italia.
En el acto estuvieron presentes con el papa los cardenales Angelo Comastri y Konrad Krajewski y los monseñores Piero Marini y Jan Romeo Pawlowski y también hubo un pequeño coro de religiosas, también distanciadas un metro. En las misas en Italia se ha prohibido que haya coros durante las celebraciones.
La misa de esta mañana en honor del papa Wojtyla es la última celebración matutina del papa Francisco que se transmite en vivo en esta fase de pandemia, como sucedió en el último período todas las mañanas a las 7:00 h desde la capilla de la Casa Santa Marta.
En la reapertura de la basílica, la Guardia Suiza se ocupará de organizar las entradas con la ayuda de voluntarios de la Orden de Malta.
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Desde primeras horas de la mañana ya se formaron filas de fieles para entrar en San Pedro, que había estado cerrada desde el 10 de marzo.
Los fieles y visitantes no pudieron entrar en la plaza y siguieron un recorrido establecido para entrar en la basílica con la distancia de un metro y se les tomó la temperatura.
Francisco en su homilía indicó los tres rastros del “buen pastor” que tenía San Juan Pablo II: “Oración, cercanía a la gente y amor a la Justicia”.
“San Juan Pablo II era un hombre de Dios porque rezaba y rezaba mucho a pesar del arduo trabajo que tuvo para guiar a la Iglesia”, dijo el papa argentino.
Elogio que “no era un hombre separado de la gente, por el contrario fue a buscar a la gente y viajó por todo el mundo, encontrando a su gente, buscando a su gente, acercándose”.
Y agregó que “un pastor que no está cerca de la gente, no es un pastor, es una jerarquía, es un administrador, quizás bueno, pero no es un pastor”.
Francisco también elogió de Karol Wojtyla que era “un hombre que quería justicia, justicia social, justicia de los pueblos, justicia que aleja las guerras”.