En el universo de Mafalda cabe todo, menos la sopa. La niña de 6 años con la que hemos crecido diversas generaciones, vino a romper esquemas desde la primera vez que se publicó, el 29 de septiembre de 1964.
Esa pequeña (que si lo pensamos mucho, realmente ya tiene 56 años), fue creada por Joaquín Salvador Lavado Tejón, mejor conocido como Quino, quien también forjó la manera en la que ella veía al mundo y el entorno en el que crecía.
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Mafalda, como parte de esa generación ‘efervescente’, es fan de The Beatles, defiende los derechos humanos, cuestiona a chicos y grandes y su mayor ‘enemiga’ es la sopa.
En su mundo también existen Manolito, quien tiene el sueño de ser ‘Roque Féler’; Susanita, que desea ser madre y casarse con un hombre rico; Miguelito, quien pone el ‘toque’ filosófico; Felipe, que se caracteriza por su timidez y Libertad, que muestra el lado más ‘rebelde’ de las tiras cómicas.
Mafalda y sus amigos ‘hablaban’ en sus aventuras sobre los Fab Four, la política, economía, el racismo y hasta de la Guerra de Vietnam. Quino hizo énfasis en los temas que permeaban no solo a la sociedad argentina, sino a todo el mundo.
El éxito de este personaje le hizo ‘cruzar el Atlántico’ en 1969 y causó un ‘boom’, especialmente en Italia.
“Mafalda es un héroe de nuestro tiempo (…) Y como nuestros hijos están a punto de convertirse, por elección nuestra, en muchas Mafaldas, no es imprudente tratar a ésta con el respeto que merece un personaje real”, escribió el semiólogo Umberto Eco en el prólogo del libro Mafalda la Contestataria.
Aunque Quino dejó de dibujar a Mafalda desde 1973, sus tiras cómicas siguen vigentes en libros y por internet. En la década de 1990, se lanzaron algunos capítulos para televisión, que no tuvieron tanto éxito en Argentina, pero sí en países como España.
La imagen de la niña de 6 años que tanto nos ha hecho reír, reflexionar y hasta cuestionarnos sobre la vida, parece que crece con nosotros, llegando a cada rincón de nuestros camino y recuerdos.
La muerte de Quino este miércoles nos hace sentir a aquellos seguidores como si el día, y el mundo en general, fuesen tan detestables como la sopa.
