Como cada doce de octubre, España celebrará su fiesta nacional, la Hispanidad, una celebración en creciente discusión, tanto en América como en la Península, que encuentra sus orígenes en la ‘Raza’ española y las nostalgias imperiales de un imperio que ya no es, una hermandad que nunca fue.

Los orígenes de la celebración de la Hispanidad

El ‘Día de la Hispanidad’ fue antes el ‘Día de la Raza’ —nombre que todavía permanece en Honduras o El Salvador—, lo que se manifiesta escasamente casual, a poco que se analicen sus orígenes. Surge en 1913, bajo el reinado de Alfonso XIII, impulsado por Faustino Rodríguez San Pedro, un político español conservador —ministro de Estado, Hacienda…— que, como la mayoría de los conservadores españoles, todavía destilaba sueños imperiales —bisabuelo de Rodrigo Rato, político del PP condenado por corrupción— o, al menos, percibía América Latina con paternidad y nostalgia —fue presidente de la Unión Ibero-Americana—. Máxime cuando, en aquellos momentos, España zozobra en Marruecos y acababa de recibir el último mazazo colonial con las pérdidas de 1898.

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Bien podrían haber sido escogidas otras fechas entonces —y en las últimas décadas— para celebrar ‘la raza’, ese concepto que expuesto hoy hasta asusta, como la Toma de Granada —acaecida el día 2 de enero, también de 1492—, muy apreciada por los ultraderechistas españoles; o el 2 de mayo, recordado por el levantamiento de 1808 que desencadenó la guerra de la independencia contra los franceses; pero la elegida fue el 12 de octubre, la llegada de Cristóbal Colón a la isla de Guanahaní —renombrada entonces como San Salvador—.
Crispación creciente

Esta génesis no puede quedar al margen del significado de esta celebración, ‘Raza’, pues nos encontramos ante una celebración de conquista o sometimiento, de expolio o masacre, de orgullo o consternación, según se contemple. Una disparidad que ha alcanzado este año 2021, como viene ocurriendo en los últimos años, sus mayores cotas de controversia desde que, en los años noventa, los movimientos indígenas comenzaron a movilizarse con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América (1992). Una ocasión que aprovecharon para lamentar lo improcedente de tal celebración y, en la medida de lo posible, visibilizar su paupérrima situación.

Casi todos los países eligen un día de liberación o unificación, un día compartido unánimemente por todos, mientras que España ha elegido un día de una conquista que ni siquiera sigue vigente y que genera gran desafección.

Desde entonces, varios países latinoamericanos han modificado la celebración, aun manteniendo el día: Argentina celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural Americana; Perú, el Día de la Diversidad Cultural; Ecuador, el Día de la Interculturalidad y la Plurinacionalidad; Bolivia, el Día de la Descolonización; Venezuela, el Día de la Resistencia Indígena; México, el día Día de la Nación Plurinacional; o Nicaragua, el Día de la Resistencia Indígena, Negra y Popular.

Además, se trata de una fecha clave en el desarrollo del Imperio español, dado que España no habría podido convertirse en imperio sin América, lo que contrasta con las celebraciones de otros países, como Alemania, que celebra su día conmemorando el día de la reunificación —el 3 de octubre—, Estados Unidos —la Independencia—, Italia —la República— o Francia —la Toma de la Bastilla—. Y es que casi todos los países eligen un día de liberación o unificación, un día compartido unánimemente por todos, mientras que España ha elegido un día de una conquista que ni siquiera sigue vigente y que genera gran desafección en parte de la ciudadanía española y americana —han sido derribadas, retiradas o sustituidas estatuas de Colón en Estados Unidos, México, Chile, Bolivia o Venezuela—.
La Hispanidad en 2021

En esta ocasión, la celebración se ha visto precedida en los últimos días por un agrio cruce de declaraciones entre representantes de la derecha y la ultraderecha española con el papa Francisco por las disculpas papales por los pecados cometidos por la Iglesia en México y, en general, en Latinoamérica. Por ejemplo, Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular, ha calificado las disculpas como sorprendentes, alineándose nuevamente con las tesis ultraderechistas españolas, expresadas por Iván Espinosa de los Monteros, de Vox, que ha señalado que no comprende que un papa de nacionalidad argentina se disculpe por los pecados de los demás. No parece que ninguno de los dos, muy ofendidos por las disculpas de Su Santidad, sean muy conocedores ni de la actualidad ni de la historia reciente, pues el papa Francisco ya pidió disculpas por la conquista española en el año 2015 y no era la primera vez, pues tanto Juan Pablo II en 1992 como Benedicto XVI en 2007 ya habían ofrecido sus disculpas.

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