La Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico, que es uno de los principales sistemas de corrientes marinas superficiales y profundas, ha comenzado un proceso de desaceleración como resultado del calentamiento global, un fenómeno que podría tener severas consecuencias en el clima a nivel mundial.
De acuerdo a un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), este sistema de corrientes marinas se ha mantenido estable durante los últimos 5.000 años; sin embargo, como resultado del derretimiento de los hielos polares, causado en gran parte por las actividades antropogénicas, esta se ha ralentizado en las últimas décadas
Para medir las consecuencias del debilitamiento de la Circulación de Vuelco del Atlántico, los académicos usaron un modelo global en el que simularon cómo sería el mundo sin esta, descubriendo que su ralentización o colapso total, en el peor de los casos, transformaría en gran medida el clima de la Tierra, al acumular una “enorme cantidad de calor al sur del ecuador”.
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¿Cuáles son las consecuencias?
El exceso de calor en el Atlántico tropical, explican los científicos en la investigación, publicada recientemente en Nature, empujaría más aire húmedo y cálido a la troposfera superior –a unos 10 kilómetros de la atmósfera–, provocando que una mayor cantidad de aire seco descienda sobre el Pacífico oriental, lo que crearía condiciones climatológicas similares a las causadas por el fenómeno de La Niña, impactando drásticamente sobre los ciclos de lluvias y sequía.
Además de las alteraciones en el clima, “un colapso de estas corrientes alteraría significativamente la anatomía de los océanos”. Este fenómeno, detallan, los haría más frescos en las profundidades, los privaría de oxígeno y detendría la afluencia de nutrientes hacia aguas superficiales desde el abismo oceánico.
“Ahora sabemos que esta ralentización no solo afectará a la región del Atlántico Norte, sino a lugares tan lejanos como Australia y la Antártida. Podemos evitar que se produzcan estos cambios cultivando una nueva economía con bajas emisiones de carbono. Hacerlo cambiará, por segunda vez en menos de un siglo, el curso de la historia climática de la Tierra, esta vez para mejor”.