Alrededor del 80 por ciento de la población del estado de Veracruz profesa la religión católica. La diócesis de Xalapa es la única en Hispanoamérica que tiene un obispo santo en la figura y en la obra de San Rafael Guízar y Valencia -canonizado en el año 2006-, a quien se le festeja desde esa fecha el 24 de octubre. Y ante el inesperado fallecimiento del arzobispo Hipólito Reyes Larios en 2021, el Papa Francisco debió designar al continuador de tan importante ministerio. El 8 de diciembre pasado entregó el nombramiento de Arzobispo de Xalapa a monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, quien nació en Mérida, Yucatán en el año de 1958.

Antes de llegar a la capital del estado, Patrón Wong ya era uno de los cercanos colaboradores del Papa Francisco. Había sido Obispo de Papantla y en calidad de Arzobispo desde 2013, fungió como Secretario para los Seminarios de la Congregación para el Clero. Su cargo más reciente en El Vaticano fue el de Consejero de la Pontificia Comisión para América Latina. Realizó estudios de Filosofía y Teología en el Seminario de Yucatán y posteriormente las licenciaturas en Teología Espiritual y Psicología en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma.  

Palabras Claras presenta a usted la siguiente entrevista concedida la semana anterior por el Arzobispo en sus oficinas del Seminario Menor en Xalapa.

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¿Qué mensaje trae para los veracruzanos?

Lo primero que tengo que decirles es que hay una buena noticia; una buena noticia que quiere hacerse resonar en el corazón de los veracruzanos. Y voy a decirlo en pocas palabras: en 6 meses, en todos los recorridos que he hecho, he encontrado a miles de niños, jóvenes adolescentes, familias enteras y abuelitos que son personas que creen, aman y luchan todos los días. Eso es una buena y esperanzadora noticia para Veracruz.

A los creyentes veracruzanos les pido que sigan creyendo. Que no tengan miedo a creer, a esperar en lo que creen; pero, sobre todo, que sigan amando, porque, en concreto, la Fe lleva a los veracruzanos a amar.

Por eso me gustar salir a caminar todos los días. Veo a la gente que va a trabajar, a la escuela. Esas personas creen en su trabajo, en la escuela, que lo que están viviendo ese día por sus hijos, por su familia y para Veracruz, eso tiene un gran efecto.

La Fe en Veracruz produce acciones concretísimas de amor y de sacrificio y de una vida diaria de entrega para personas reales, concretas. Les diría que continúen así y que no tengan miedo de vivir esa realidad, pero también les pediría esto: transmítanla, comuníquenla. Es lo que ellos llaman la alegría misionera, no tengan miedo, no de imponer, sino de proponer algo que ya están viviendo. 

Les pido que sigan creyendo, que sigan amando. Y voy a repetir una frase del Papa Francisco “Nunca perder la esperanza”, pero no es la esperanza “idealística”, es la esperanza que tenemos que construir todos los días a través de la fe y el amor real.

¿Cómo ve el Papa el catolicismo en México?

Yo recuerdo en el viaje que hizo a México, llegando, me dijo emocionado, ‘¡México es maravilloso!’, maravilloso, porque maravilla el amor del pueblo de México a Jesucristo, especialmente a la Eucaristía, el amor a la Virgen de Guadalupe, el amor al Papa y, por lo tanto, el amor a la Iglesia. Son tres realidades que creo que están, no únicamente en el trato de los católicos, sino en el sustrato cultural de nuestro pueblo.

¿Qué espera el Santo Padre de las autoridades mexicanas ante la inseguridad en el país? 

El Papa Francisco públicamente lo ha dicho; ahí queda la expresión tan fuerte que dijo: ¡Cuántas muertes en México!¡Cuántos asesinatos!, la que es una breve frase que expresa la preocupación y el sufrimiento del Papa. Y se da porque es una preocupación y un sufrimiento de todos los mexicanos. No estamos hechos para la muerte ni para la violencia, y mucho menos, cuando esta se presenta con nuestros familiares.

Entonces, la propuesta del Papa es que todos los mexicanos trabajemos por la paz, por la concordia, por la fraternidad, que unicamente se puede lograr a través del consenso y del diálogo, pero nunca mediante confrontaciones y polarizaciones.

¿En qué nivel se encuentra la polarización en México? 

La opinión, más que una opinión del Arzobispo, es una experiencia contaminante que estamos viviendo. Y si uno va a la calle, y habla con las familias, comprueba que la polarización es una ideología miope. Porque cada diferencia que encuentra en otra persona, en otro grupo, la refuerza, para hacerla sentir como si se tratara de enemigos.

Es una miopía ¿por qué?, porque desde el punto de vista humano, antropológico, dependemos de una familia y todos somos diferentes. Entonces en la familia hay diferencias, en las escuelas también, en la sociedad también, es parte de la naturaleza humana. Pero la diferencia en la visión cristiana, y yo diría, humana, psicológica, es una riqueza. 

Hay que proponer la realidad humana, no una ideología. Porque la respuesta es: somos seres humanos. No somos un punto ideológico, no somos idea, somos seres humanos. El ser diferentes nos torna iguales.

¿Cómo afectó a la Iglesia la pandemia del Covid? 

A los católicos nos afectó lo mismo que sufrieron todos. Lo más doloroso fueron las muertes, después los miedos, pero, sobre todo, lo que sufrimos los seres humanos, es la distancia física y después la afectiva. Porque estamos acostumbrados a convivir, a platicar, a abrazarnos, a querernos.

Cuáles son las heridas que nos dejó, y cuáles son las grandes enseñanzas –se pregunta el arzobispo-. Las heridas, es que pudo haber dejado una experiencia de miedo, de temor, de desconfianza, inclusive, a veces, de egoísmo.

Pero la parte positiva que nos ha dejado es que colocamos ya como centrales dos experiencias: una: la experiencia humana, de la relación, del encuentro presencial y, segundo, la presencia de Dios, porque siempre la muerte nos coloca ante un horizonte trascendente.

La pandemia, con todas las heridas que ha dejado, y todo lo que ya recuperamos, ha dejado dos verdades muy claras, que, si la nueva generación la acoge, vamos a tener un México y una humanidad diferente: ya descubrimos que no es la tecnología, ni la ciencia, ni el poder, lo que nos hace seres humanos y nos hace felices. Se abre el horizonte humano diario de convivir con los hijos, con los hermanos, con los que trabajamos, pero también se abrió el horizonte trascendente. Entonces, al final, hay mucho bueno por apreciar, porque fue una experiencia que vivimos, no una circunstancia que nos impusieron. 

¿Cómo ve la situación de rezago en los pueblos originarios de Veracruz?

Más que una opinión personal, quisiera decir lo que en estos más de 6 meses he escuchado: Los veracruzanos no están contentos, la realidad no se cambia con ideas, o con palabras, o con discursos.

No están contentos porque sienten que hay una desproporción entre la riqueza personal, familiar y social, frente a las riquezas naturales que tenemos en Veracruz. Esa riqueza humana y natural, con la pobreza que estamos viviendo, tiene una desproporción muy grande.

Esta parte es la que debemos ser conscientes para unirnos todos en Veracruz, para tomar lo bueno, las riquezas que tenemos, y unirnos, para crear, desde el punto de vista humano, estructural, social, económico y educacional, un Veracruz mucho mejor. 

Y lo voy a hablar en positivo, hoy creo que un buen veracruzano es consciente, no para nosotros, sus contemporáneos, sino para los hijos y los nietos, que tenemos que dejar un Veracruz mejor del que hemos recibido.

¿Por qué está tan activo en las redes sociales?

Porque aprendo de los jóvenes. Lo aprendí en Papantla con un grupo de jóvenes de 14 y 15 años de edad. Me hablaron del Facebook y yo no sabía que era eso, me dijeron ‘si quiere le abrimos una página’, yo pensé que era un email. Así comencé con ellos.

Cuando anuncié que estaba en Facebook, me sorprendió la cantidad de jóvenes y seguidores que empezaron a llegar, a seguir. A partir de entonces, lo único que sé y lo sigo haciendo, es lo que aprendí hace algunos años, es decir, subir algo bueno y real todos los días (destino como 40 a 45 minutos diarios).

Lo que subo a las redes son realidades, son personas, son eventos. Descubrí que, para los jóvenes, esto es un mundo, porque lo virtual lo entrelazan con algo real. Después me di cuenta en la diócesis de Papantla y más tarde en el servicio en la Santa Sede, que esa era la manera, no únicamente de comunicación, sino de habitar con los jóvenes.

Habitar, porque los jóvenes saben que existe Jorge Carlos y yo sé que existen ellos, pero no como una idea, como algo virtual, sino como personas. Yo subo fotografías porque son personas que nos hemos encontrado, nos conocemos, que tuvimos una experiencia juntos y después cada uno debe tomar su camino, pero hay una comunicación de que estamos en comunión, de que nos conocemos y cuando nos encontremos, física o presencialmente, tenemos cosas qué platicar.

Así veo rápidamente lo que están haciendo los sacerdotes, y ellos, cada vez que van por la cuenta de Facebook, me dicen ‘te veo muy contento en Xalapa’ y por supuesto que estoy muy contento, con mucho trabajo.

Les agradezco que me hayan enseñado una manera, no únicamente de comunicación, sino una manera de habitar; de hacer presencia con personas conocidas. Si las redes sociales son usadas positivamente, los jóvenes pueden acompañar y tener una visión más amplia de la realidad. Hay toda una generación de adultos de los años 60’s, 70’s que fuimos creados para reducir la realidad a algo de grupo. Y siempre vivimos en la vida de los contrarios, nos tocó vivir un mundo que vive en dos, con dos potencias, con dos ideologías, dos sistemas económicos. Los jóvenes nos hacen ver esto.

¿Qué aconseja a los adolescentes de Veracruz ante las nuevas realidades?

Que escuchen lo que dicen los abuelos, los papás, pero que también hablen a los abuelos y a los papás. Esas dos cosas.

Uno aprende de los abuelos y de los papás, pero los adolescentes también tienen que enseñar a los abuelos y a los papás.

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¿Qué instrumentos se necesitarían para lograr esa unidad?

Voy a partir de algo muy humano. Que veamos las diferencias como riquezas; y que la relación que tengamos, nosotros los creyentes, que le llamamos de hermanos, quizá simplemente debemos llamarla de amigos.

¿Cómo lograrlo cuando algunos sectores están radicalizados?

Hay que decirlo de esta manera: estoy contigo, pero también estoy con otros, porque mi relación no es contra nadie. Eso precisamente es la catolicidad, que significa universalidad. Recordemos que los católicos recibimos a todos.

¿Considera que ha aumentado la Fe?

Hay más hambre de Dios, hay más sed de Dios, por todas las partes. Muchas veces, la manera como se expresa no es la mejor, pero hay hambre y sed de Dios, porque creo que todos los veracruaznos hemos probado caminos inadecuados que han producido dolor y sufrimiento. Por ejemplo, todo lo que significa ruptura, separación, división, lucha, enfrentamiento, corrupción, todo aquello que significa evadir problemas a través del alcohol, de la droga, de todo lo que sea artificial, no produce nada bueno ni para las familias ni para nuestros jóvenes. Y también voy a decir esto: usar a otras personas para cualquier cosa, sin tener en cuenta la dignidad de las personas, no nos ha producido nada positivo, por esto hay más hambre y sed de Dios y de algo diferente.

¿Qué hace la iglesia católica para erradicar la polarización y la división?

Lo que hacemos en lo interno es promover la humildad y la espiritualidad, motivaciones fuertes para unirnos y así ser testimonio de que podemos unirnos también afuera. Porque si cualquier persona quiere hacer un análisis de la iglesia, se dará cuenta que tenemos veracruzanos de todo tipo, colores, sabores, personalidades, clases sociales, partidos políticos. Entonces, si en la iglesia católica, terminan comulgando, haciendo comunión, los mismos veracruzanos que aparentemente son muy diferentes, entonces, se comprueba que si se puede.

Lo que nosotros proponemos a nivel social es algo que luchamos para hacerlo dentro de nuestra propia familia. Todo lo que hace la iglesia católica es a favor de la familia, y, por tanto, a favor de los niños, de los jóvenes, de la nueva generación. Pero vamos a hacer familia, y lo bueno de la familia, vamos a tratar de darlo a la sociedad.

¿Cuál es el objetivo que usted se ha trazado como Arzobispo de Xalapa?

Por donde voy he visto fe y esperanza, por lo tanto, amor, cariño. Entonces mi función es hacerle descubrir a los veracruzanos todo lo que ya tienen dentro del corazón y que a veces no lo hemos activado, uniéndonos. Lo que necesitamos es unidad, porque queremos vivir con los valores con los que estamos viviendo y creciendo como sociedad. 

¿Se ha abusado de la mentira en México?

Hay veracruzanos que siguen viviendo, hablando y transmitiendo la verdad, y esto es muy fuerte. Un papá sabe lo que significa esto, un periodista lo sabe, un profesionista lo sabe.

La mentira generalizada y sistemática no ha podido acabar con la honestidad y la verdad de muchos veracruzanos.

¿Cómo lograr la apertura en la sociedad cuando tratan de imponerle una ideología?

Precisamente la imposición es una ideología y toca con la realidad y, como dije antes, la realidad no se cambia con discursos ni con ideas y palabras que no tocan la realidad. Históricamte, todo ese tipo de ideologías, todas han pasado, entonces ya sabemos el final de esos grupos, es algo ya visto en la historia y en México también. Entonces por esto tenemos miedo, porque sabemos cuál es el final.

Cualquier ideología, en México no tiene futuro, tiene un poder inmediato, y hemos visto caer muchas ideologías.

¿Qué piensa sobre el asesinato de los dos sacerdotes Jesuitas y la reacción de las autoridades?

Yo creo que un Cardenal, un obispo o un sacerdote , que no tienen otra razón más que hacer el bien, cuando sufre en su persona un asesinato de este tipo, aparece claramente para todos que esa es la realidad. Porque los dos sacerdotes de Chihuahua, sí son dos , pero es la vida de la mayoría de los mexicanos, gente buena, honesta, gente que trabaja, está sometida a un sistema de violencia, de corrupción y de impunidad.

Es una expresión de lo que vive nuestro pueblo, más que tener en cuenta la muerte de un Cardenal o de estos sacerdotes, con todo respeto, hay que tener en cuenta que es lo que vive la mayoría de los mexicanos.

Hasta los no católicos se indignaron, dos personas mayores, mayores de edad que toda su vida la han dedicado a los pobres, a las familias, ayudado a muchisímas personas -precisamente porque estaban ayudando a una persona- sufran la muerte y también aparece la impunidad porque no hay ninguna consecuencia, es la realidad que nos duele a todos los mexicanos. 

Los sacerdotes en México ¿están “apergollados” por los grupos de poder?

El pueblo sabe que no. La mayoría de los sacerdotes estamos con el pueblo, es más, tenemos la gran ventaja que todos los obispos y todos los sacerdotes parten de nuestro pueblo, de nuestras familias. Entonces no existe esa narrativa, esa no es la realidad.

Los sacerdotes de Veracruz son veracruzanos y de familias veracruzanas, tienen padres, hermanos, amigos, por esto la identificación tan fuerte de nuestra gente, de nuestras familias con los sacerdotes diocesanos, porque nació, creció, se desarrolló y va a morir acá, es uno como nosotros, una misión que lo lleva a Dios y que nos une. Esa es la realidad y lo sabe el pueblo, y no necesitamos que alguien externo venga a confirmarlo. De nuevo, una idea, una narrativa no puede con la realidad.

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