La Compañía Nacional de Teatro (CNT) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) estrenó la puesta en escena Fruto en la sequía, escrita por Itzel Lara y dirigida por Hugo Arrevillaga, la primera de cuatro producciones del programa Teatro de Arte Mexicano, impulsado por la directora artística de la CNT, Aurora Cano.
En Fruto en la sequía el personaje de Elena tiene muchas incertidumbres en su vida, pero una certeza: no quiere ser madre. El camino que le espera es áspero y difícil, sobre todo si de pronto se comienza a convertir en un ave a la que le gusta andarse por las ramas.
La dramaturga juega con el mito de la maternidad al hacer referencia a la pluma que se posa sobre la Coatlicue, dejándola encinta involuntariamente. De esta manera, la puesta en escena invita a reflexionar sobre cómo, cuando una mujer se niega a procrear, el mundo la obliga. Es más fácil que la sociedad acepte el postergamiento de la maternidad a la negativa o nulo deseo de lo que “por instinto” tendría que ser inherente al ser femenino.
Fruto en la sequía propone una metáfora de la parte más áspera de los obstáculos que tienen que sortear las mujeres al enfrentarse a los estereotipos sociales.
El reparto lo integran actores del elenco estable de la CNT: Judith Inda y Miguel Ángel López, además de la participación de Santiago Valdés Badillo y la cellista Natalia Pérez Turner.
El equipo creativo lo forman Jesús Hernández, diseñador de escenografía; Matías Gorlero, diseñador de iluminación; Miriam Romero, diseñadora de multimedia; Laura Marnezti, diseñadora de vestuario; Carlos Matus, músico residente de la CNT, a cargo del diseño sonoro y la asistencia de dirección de Enara Labelle.
La temporada se llevará a cabo del 15 de marzo al 2 de abril, miércoles, jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, ubicado en Río Churubusco 79, Country Club Churubusco, Coyoacán.
Hacia un teatro mexicano nuevo y vibrante
Sobre el proyecto Teatro de Arte Mexicano, Aurora Cano expresó que, a diferencia de otras expresiones artísticas como la música o las artes visuales, el teatro no ha experimentado un proceso de sincretismo cultural tan claro y se ha desarrollado mayoritariamente dentro del canon europeo.
“Es verdad que el teatro mexicano es el que hacemos los mexicanos al margen de cualquier consideración, pero ¿no deberíamos proponernos ampliar un poco el sentido de representación integrando la riqueza multicultural de nuestro país? Hemos mirado hacia todos los universos teatrales del mundo, nos hemos nutrido, nos hemos profesionalizado y hemos conseguido grandes hazañas escénicas como artistas, pero, en el fondo, estamos un poquito ciegos… sí, como el propio Tiresias (de Edipo Rey), pero también estamos con los ojos enramados, como dirían los mexicas”.
A partir de esta reflexión, comentó que la Compañía Nacional de Teatro del Inbal es, sin duda, el lugar ideal para llevar a cabo una búsqueda identitaria y patrimonial, y por eso se ha sumado al repertorio universal y al patrimonio dramático nacional, una tercera línea curatorial llamada dialéctica de la diversidad. “Una compañía nacional debe ser el centro de la más alta creación contemporánea en la que convivan los mejores profesionales de un país, pero no se puede hablar de un verdadero lenguaje contemporáneo cuando la mirada está enfocada exclusivamente en replicar una y otra vez estéticas y añoranzas de otras tierras. La verdadera vanguardia no puede ser solo resonancia (por más armónica que esta sea…), se nutre de lo más profundo de todas las raíces, no para enredarse en ellas, sino para sublimarlas”.
Es a partir de esta inquietud que surge Teatro de Arte Mexicano, un laboratorio de investigación y producción que no busca hacer un teatro museográfico que pasivamente replique antiguos usos y costumbres, sino trabajar por una integración de narrativas y lenguajes escénicos propios de un país tan plural como México y desde una óptica actual.
En esta lógica, la CNT comisionó la escritura de cuatro piezas en torno a leyendas o mitos mexicanos, dando como resultado Fruto en la sequía, de Itzel Lara, basado en el mito de la Coatlicue; Aleteo, de David Gaitán, sobre el mito del rugido del jaguar; La conversión del diablo, de Carlos Pascual, en torno al mito de la religión, y Xtab, de Conchi León, inspirada en la leyenda de la diosa maya del suicidio.
Dichas historias habitarán la estética de cuatro artistas visuales mexicanos, también contemporáneos, a través de una fusión entre pantallas de retroproyección y diseño escénico. Para esta primera entrega, el diseño visual estará inspirado en la creatividad de Érika Lujano.