En un mundo paralelo, Messi, Cristiano Ronaldo, Beyoncé y el papa Francisco serían vecinos y vivirían en una favela de Río de Janeiro ¿o quizá de Sao Paulo?, puerta con puerta. Se verían un tanto demacrados, ataviados con ropa más informal de la que acostumbran, con bolsas y ojeras bajo los ojos, el rostro envejecido, mejillas huesudas…

Andarían por las calles de las zonas más empobrecidas, abandonadas y vulnerables de la segunda ciudad más poblada de Brasil o de la primera, quién sabe. Sus casas no serían mansiones opulentas ni el Palacio del Vaticano, sino hogares humildes e irregulares construidos en ladrillo, techo de hojalata o sin terminar. Antes de la salida del sol, Beyoncé, el papa que no sería el papa, Messi y Cristiano se desplazarían a su lugar de trabajo usando el transporte público, como cualquier hijo de vecino. Horas y horas de trayecto que resta calidad de vida, agota y curte la paciencia. Que nunca falte la resignación. Regresarían de la misma manera al anochecer, después de una larga jornada de trabajo, cabeceando en cada irregularidad del asfalto. Y vuelta a empezar al día siguiente. Eso si no están desempleados. En ese caso, les tocaría buscar una forma alternativa para asegurarse una subsistencia digna, un plato de comida como mínimo. Para ellos y los suyos.

Así ha querido recrear el artista brasileño Willian Donizete Martins, más conocido en redes como @artificialismo, a una veintena de famosos millonarios, entre cantantes, actores, empresarios y deportistas (y el papa), haciendo uso de la inteligencia artificial (IA). Una situación hipotética pero ciertamente realista que le ha valido algunas críticas por su romantización de la pobreza y por jugar con la imagen de las personas que viven en las favelas de las grandes urbes de Brasil. Cuenta en una entrevista para el blog enfbyleonleosaldanha que para materializar la idea se inspiró en un meme que satiriza los titulares sensacionalistas de los medios de comunicación de su país cuando aseguran que “alguien lo ha perdido todo”. “Quería explorar cómo se verían realmente algunos famosos si realmente lo hubieran perdido todo”, indica.

A sus 28 años, Donizete no hace mucho que comenzó a utilizar la poderosa IA para darle forma a su arte, en agosto de 2022. Se vale de una aplicación de nombre Midjourney, que permite generar imágenes a partir de un texto descriptivo. Resumiendo: el usuario escribe y el bot dibuja aquello que se le ha indicado de acuerdo con lo que sus creadores le han enseñado y el propio sistema aprende.

La utilización de esta tecnología para crear imágenes no está exenta de debate. El realismo que trasladan algunos de estos productos no permite diferenciar qué es real y qué es falso y puede convertirse en un arma perfecta de desinformación o intrusismo. No sería la primera vez que se hace pasar por verdad lo que es categóricamente inventado, como sucedió con el fotógrafo Jan van Eyck, quien tuvo que devolver el primer premio de un concurso fotográfico en Australia tras reconocer que había usado la IA para crear la foto que le valió el galardón. Donizete asegura que entiende el recelo de los fotógrafos tradicionales, a la vez que le parece irónico: “Es lo que critican muchos profesionales sobre las fotografías del pasado, que eran mecánicas, sin alma, apenas un retrato de la realidad sin expresión artística. La historia se repite ahora”, concluye.

Preocupación generalizada

La inteligencia artificial no es el futuro, es un hecho y no solo está revolucionando la manera en la que consumimos el mundo. Su irrupción en diferentes ámbitos profesionales, como la fotografía, y de la vida en general plantea serios debates sobre los riesgos de dejar que continúe un desarrollo para el que puede que la humanidad no esté preparada. Lo advirtieron recientemente 1.000 expertos y ejecutivos de la industria tecnológica de todo el mundo. En una carta pública, personalidades como Elon Musk, dueño de Twitter, o Steve Wozniak, cofundador de Apple, pidieron “pausar de forma inmediata” su avance, por lo menos durante seis meses, alegando su potencial amenaza. “Es una carrera fuera de control para implementar mentes digitales cada vez más poderosas que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden comprender, predecir o controlar de forma fiable”, reza la misiva. Su petición va más de limitar sistemas como ChatGPT y GPT-4 (su versión más avanzada), el potente software desarrollado por la empresa OpenAI, capaz de generar contenidos muy similares –o superiores– a los que podría crear cualquier humano. La herramienta ya ha despertado los recelos de gobiernos, como el italiano, que ha bloqueado su presencia en el país.

El uso de la IA para generar fotografías se ha colado en la moda, en portadas de periódicos… Esta inteligencia amenaza, incluso, con reemplazar el equivalente a 300 millones de empleos de diferentes ámbitos, según un reciente informe del banco de inversión Goldman Sachs… Ahora bien, no todas las posturas son apocalípticas. Volviendo a la fotografía, como apuntó en su Twitter el fotoperiodista español Carlos Spottorno, ganador en dos ocasiones del World Press Photo (uno de los premios más importantes de la profesión), esta irrupción puede ser una buena noticia para subir el nivel profesional de medios y fotógrafos y asegurar, así, “la certificación de veracidad, firmada y con responsabilidad legal”.

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