La inflación en Estados Unidos es más baja que hace un año. Pero puede que, si vives en ese país, sigas sintiendo frustración al pagar tus facturas.

Esto se debe a que los precios de todos los bienes y servicios no han disminuido. Por el contrario, siguen aumentando aunque a un menor rito que el de hace un año. En general, los precios siguen siendo altos según dos indicadores clave de la inflación.

Pero la historia de la inflación es aún más compleja.

Cada uno siente el peso de la inflación de forma diferente

¿Eres vegano o vegetariano? ¿Vas al trabajo en automóvil o en transporte público? ¿Tienes hijos en edad escolar? Las respuestas a estas preguntas son importantes, porque pueden hacer que sufras más el impacto de los precios.

A los veganos no les afectan los precios de los huevos, que han subido un 21% respecto al año pasado, según el Índice de Precios de Consumo de abril. Pero pueden sufrir un aumento aún mayor del precio de la margarina, que subió un 24%.

Si vas en tu vehículo al trabajo todos los días, vas a encontrarte con alzas de precios en casi todo lo relacionado con su uso, desde el seguro hasta los gastos de reparación y mantenimiento. Sin embargo, los precios de la gasolina han bajado un 12% con respecto al año pasado. Mientras tanto, el transporte público cuesta a los usuarios de todo el país un 0,3% más que el año pasado.

Y aunque tener un hijo nunca ha estado exento de gastos, ahora es un momento especialmente caro para tener un hijo en edad escolar. Las comidas servidas en las escuelas primarias y secundarias han aumentado casi un 300% con respecto a hace un año. Esto se produce después de que el año pasado expirara un programa gubernamental de la época de la pandemia diseñado para proporcionar comidas gratuitas o altamente subsidiadas en las escuelas.

La inflación perjudica desproporcionadamente a las personas con ingresos bajos

Si tienes dificultades para llegar a fin de mes, compres lo que compres, la inflación le afectará automáticamente más que a alguien que disponga de un colchón financiero para absorber parte de las alzas de precios.

“La inflación suele ser un impuesto regresivo”, afirma Megan Greene, economista jefe del Instituto Kroll. Los hogares más pobres dedican una mayor parte de sus ingresos a gastos inevitables como la comida y la gasolina, lo que los hace más vulnerables a las subidas de precios.

No todo responde bien a las alzas de los tipos de interés

La Reserva Federal se pasó el año pasado subiendo los tipos de interés con el objetivo de reducir la inflación. Cuando la Reserva Federal sube los tipos de interés, a los bancos y otros prestamistas les cuesta más pedir dinero prestado. Estos transfieren estos gastos a los consumidores cobrándoles tipos de interés más altos por las deudas que contraen. La esperanza de la Reserva Federal es que los costes añadidos provoquen un retroceso del gasto y hagan que las empresas se replanteen las subidas de precios.

Las subidas de tasas han funcionado en algunos sectores de la economía, como el de la vivienda, donde los precios han bajado mucho. Pero el sector servicios de la economía no está respondiendo a las subidas de tipos.

El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, John Williams, lo destacó en un discurso el martes, señalando que es el “área más persistente de la inflación”.

“Esto se debe a un continuo desequilibrio entre la oferta y la demanda globales”, dijo. “Es lo que más tardará en bajar”.

En parte, el desequilibrio se debe a que el comportamiento de los consumidores sigue alterado por la pandemia. Cuando la economía estadounidense se paralizó, los consumidores no gastaban dinero en muchos servicios. Cuando se reabrió, los consumidores aprovecharon la oportunidad para disfrutar por fin de servicios y experiencias.

Pero, sorprendentemente, esa tendencia no ha disminuido: la gente sigue gastando más en servicios que en bienes, dijo Williams.

La inflación de los servicios es más difícil de contener para la Reserva Federal, ya que la fuerza impulsora es el aumento de los salarios, dijo Greene, que se incorporará al comité de política monetaria del Banco de Inglaterra en julio.

“Es relativamente fácil subir los salarios, pero es casi imposible recortarlos”, declaró a CNN. Algunas empresas siguen teniendo dificultades para encontrar mano de obra cualificada que cubra sus vacantes y se ven obligadas a subir los salarios.

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