El progresivo deshielo de la criosfera (Polos y otras zonas de la Tierra donde el agua se encuentra en estado sólido) puede agravar el cambio climático por los gases de efecto invernadero que almacena, advirtió este lunes la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en una resolución donde pide aumentar la vigilancia a estas zonas del planeta.
Durante el actual Congreso Meteorológico Mundial, la asamblea anual de la organización, ésta recordó que Polos, zonas glaciares de alta montaña y otras partes de la criosfera almacenan el doble de gases de efecto invernadero de los presentes en la atmósfera, lo que convierte a estas zonas en un “gigante dormido” para el temido calentamiento global.
Por ello, durante la asamblea se ha aprobado una resolución en la que la OMM acuerda convertir la criosfera en una de sus principales prioridades, lo que exige observaciones más coordinadas de estas regiones, un mejor intercambio de datos entre las instituciones que las estudian, y mayor financiación de estas investigaciones.
La organización con sede en Ginebra recuerda que más de mil millones de personas viven en zonas que dependen del agua de la criosfera para alimentar sus ríos, muchos de ellos parte de las grandes cuencas fluviales del mundo.
El deshielo de los glaciares, Groenlandia y la Antártida ha contribuido a la mitad del aumento del nivel del mar, que se está acelerando, añade la OMM, que también advierte del aumento de inundaciones, deslizamientos de tierra y hielo y otras catástrofes relacionadas con el deshielo.
En su reciente informe sobre el clima de 2022, la OMM advirtió que los glaciares de referencia han reducido su grosor en un promedio de 1,3 metros desde 2021, una reducción mucho mayor que la media de la última década, mientras que la pérdida en el último medio siglo alcanza casi los 30 metros.
La situación se advierte especialmente grave en zonas como los Alpes, donde entre 2021 y 2022 un país como Suiza perdió un 6 % del volumen de sus glaciares, mientras que en lo que va de siglo la reducción ha sido de alrededor del 33 %.
Por otro lado, la extensión del hielo marino en Antártida se situó en 1,92 kilómetros cuadrados en 2022, la medición más baja en los registros y casi un millón de metros cuadrados por debajo de la media de los últimos 30 años.