Mariana Díaz Estudillo/Forbes*

En la nueva economía global, los intangibles ya no son un concepto abstracto: son el motor real de la competitividad. Hoy, entre todos ellos, la confianza digital emerge como la pieza clave que definirá quién gana y quién pierde en la relocalización de cadenas de valor hacia México.

El desarrollo del nearshoring coloca al país en una coyuntura histórica. Las condiciones geográficas y los costos competitivos de manufactura son ventajas claras, pero el verdadero factor que determinará la atracción de inversiones de alto nivel será la capacidad de ofrecer un entorno digital seguro, transparente y confiable. La competitividad ya no depende únicamente de producir más rápido o más barato, sino de transmitir certeza en cada interacción tecnológica.

Del “hecho en México” al “confiado en México”

En este sentido, el sello de calidad de una economía ya no se mide únicamente en términos de manufactura. Las empresas internacionales buscan ecosistemas donde su propiedad intelectual, sus datos sensibles y sus transacciones estén protegidos. México tiene ante sí el reto de pasar del “hecho en México” al “confiado en México”.

El Foro Económico Mundial define la confianza digital en 2024 como “la promesa de que las tecnologías y servicios digitales, así como las organizaciones que los proveen, protegerán los intereses de todos los actores y cumplirán con las expectativas y valores de la sociedad”. Esta definición refleja que no basta con adoptar tecnología: es necesario garantizar un marco de transparencia, privacidad y responsabilidad que otorgue legitimidad a los sistemas digitales.

La pérdida de confianza digital tiene un costo enorme. Un ciberataque, una filtración de datos o un manejo opaco de la información pueden destruir en horas lo que llevó años construir. No se trata solo de pérdidas financieras inmediatas: la credibilidad se erosiona, la confianza del consumidor se debilita y las alianzas estratégicas se ponen en riesgo. En un contexto donde los algoritmos pesan tanto como los mercados, la confianza digital se convierte en el activo más valioso.

México avanza en nearshoring, pero aún carece de una narrativa robusta sobre este intangible. Es necesario impulsar políticas públicas claras, alianzas con el sector privado y un marco institucional que proyecte estándares internacionales en seguridad y ética digital. El país no solo debe producir con eficiencia: debe garantizar integridad tecnológica para consolidar su reputación global.

Liderazgo, reputación y economía 5.0

En definitiva, la confianza digital no se limita a firewalls o protocolos técnicos: también es un ejercicio de liderazgo y comunicación estratégica. El Foro Económico Mundial señala además que “el compromiso con la ciberseguridad, la privacidad, la transparencia, la auditabilidad, la equidad, la interoperabilidad y la seguridad —cuando son impulsados por los CEO— puede mejorar la confianza tanto de ciudadanos como de consumidores en las tecnologías y en las compañías que las desarrollan”.

Este punto es esencial: no se trata únicamente de invertir en sistemas de protección, sino de que los líderes de las empresas y del gobierno transmitan mensajes claros de transparencia, ética y responsabilidad. La credibilidad se construye con hechos, pero también con narrativas consistentes. De poco sirve contar con los mejores sistemas si la percepción pública es de opacidad o falta de compromiso con la integridad digital. En la economía actual, comunicar de forma clara y coherente es tan importante como blindar redes o proteger servidores.

El reto para México es doble: aprovechar la ola de relocalización y, al mismo tiempo, construir un intangible que se volverá decisivo. Los países y las compañías que proyecten certeza digital captarán las inversiones más valiosas; quienes no lo hagan, quedarán rezagados en la economía del futuro.

En la transición hacia la economía 5.0, la confianza digital aparece como el activo que inclina la balanza. Si antes México fue reconocido por su manufactura, ahora debe aspirar a ser reconocido por su confiabilidad digital. En un mundo donde los datos son el nuevo petróleo, la confianza es la refinería que define su verdadero valor.

(*) La autora es experta en comunicación estratégica y relaciones públicas, con más de 25 años de experiencia en negociación de alto nivel, gestión de reputación y creación de alianzas internacionales. Ha trabajado con firmas globales y líderes de opinión, posicionándose como una de las voces más influyentes en el análisis del valor de la credibilidad en México y América Latina. Contacto: m.diaz@smartbusiness.com.mx

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