Antonio López ha declarado su profunda admiración y reconocimiento al “enorme pintor” que fue Salvador Dalí, sobre todo, el de su primera época, cuando aún no era presa de la “sobreactuación”.

“En su primera época no hay nadie que pinte mejor que él”, considera el manchego, para quien la obra global del artista de Figueres está marcada por su inocencia: “Yo creo -apunta López- que no tuvo miedo ni de joven. Creo que Dalí es una pieza de mucho valor en la pintura universal, tanto como Picasso”.

Él, dice López, “no se da cuenta del peligro, porque es puro, es inocente”. El artista de sus últimos años tuvo la ayuda de la fotografía, sin ella, señala López, “no existiría el Cristo de San Juan de la Cruz”.

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En su opinión, hay más verdad en los ojos “ahuevados de Buñuel en su retrato” que en ese cristo. Es un hombre sin sentido de culpa, se siente inocente, es más impúdico que Picasso, no tiene miedo de nada. Eso me impresiona, y me impresiona por lo bien que pinta, me parece admirable su técnica”.

El enigma como provocación en el arte

El artista participo en la presentación del libro ¿Por qué, Dalí? El enigma como provocación en el arte, un ensayo sobre solo el famoso Cristo pintado desde arriba, sin corona de espinas, ni sangre, en el que Antonio López, la experta en Dalí Montse Aguer y el escritor Javier Sierra dialogan entre sí y con el propio Dalí sobre los motivos que le llevaron a pintar tal obra.

Hay un intercambio de correspondencia con el pintor para “sumergir al lector en la esencia de esta obra y su proceso de creación a través de un perturbador interrogante: ¿Por qué, Dalí?”, explicó Sierra ante un auditorio lleno en el Museo Thyssen de Madrid, según recoge EFE.

Para López, tal como Velázquez tiene Las meninas como obra cumbre, de Dalí le impresiona la totalidad de su obra. “Si tuviera que elegir -dice- me quedaría una de su etapa surrealista”.

Cristos

“Dalí es Dalí, es un pintor enorme que tiene una capacidad de observación enorme que hace este cuadro en un momento de su vida, un momento muy específico: es un Cristo. Llega un momento -señala López-en que haces a Cristo. Significa mucho en nuestra cultura, no es el cuadro que te contrata una señora en su salón”, apuntó, y confesó que ahora tiene dos Cristos entre manos.

Respecto a los desvaríos de su vejez, López cree que inventó un personaje, que no llegó a comérselo porque “siempre le salvo su pintura”.

¿Por qué, Dalí?, ha dicho Aguer, “no es un libro al uso, lo puedes empezar por donde quieras, y es una edición muy cuidada. Su relación bibliográfica hará que todos los que quieran hablar de El Cristo de Dalí tengan que leerlo, es para un público amplio, pero también para estudiosos.

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