Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México han dado a conocer la interpretación iconográfica del gran friso hallado en la zona arqueológica de Atzompa, uno de los conjuntos monumentales zapotecas de Monte Albán, construido durante el Clásico Tardío (600-900 d. C.).

Las inscripciones, descubiertas en 2018 en el estado de Oaxaca, fueron halladas enmarcadas por tableros de doble escapulario en las fachadas este y norte del monumento denominado Casa del Sur. Con una extensión de 30 metros, de los cuales solo 15 son legibles, representa el texto de la cultura zapoteca más extenso hallado en la región, detalló este jueves el INAH.

Elaborado en altorrelieve sobre piedra caliza y estuco, el friso contiene una serie de glifos característicos de la iconografía zapoteca y mixteca de la época, entre los que destacan el símbolo del año mixteco Lagarto (Chila), personajes con la voluta de la palabra, y la representación de un quetzal, considerado un símbolo de nobleza, entre otros.

Según Nelly Robles García, líder de la investigación, estos glifos revelan el poder político, económico y social que ejercían los gobernantes de Atzompa sobre la capital zapoteca, Monte Albán, así como las importantes relaciones que establecieron con la región mixteca, ubicada dentro del mismo estado.

“En general, los glifos son alusiones al poder en la ciudad, a la protección sobrenatural y a un tiempo sin tiempo. Por la ubicación, sabemos que se trata de un mensaje o discurso de poder, asociado al uso-función del espacio de esta residencia, que podía ser visto al transitar por la calle”, comentó la investigadora.

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Además, en la fachada del edificio se encontraron figurillas de monos y jaguares, así como la representación del quincunce (glifo que hace referencia los cuatro rumbos del cosmos y al centro del universo), elementos que plasman la relación existente entre el hombre con las fuerzas o elementos sobrenaturales, y refleja la importancia cosmogónica del complejo.

De manera similar, se recuperaron algunas “ofrendas matadas”, compuestas por vasijas de gran formato agujeradas o rotas, así como fragmentos de urnas. Se sospecha que estos objetos fueron depositados con la intención de desacralizar el espacio antes de ser abandonado, una práctica extendida por varias regiones de Mesoamérica.

Robles García señaló que actualmente se continúa analizando el material arqueológico recuperado en la parte norte del edificio y, una vez concluya, se espera obtener información suficiente para descifrar algunas de las inscripciones contenidas en el friso que adornaban esa zona del complejo.

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