Centenares de griegos desfilaron este lunes por la capilla ardiente instalada en la Catedral Metropolita de Atenas para despedir a Mikis Theodorakis, el compositor más universal que ha tenido este país, muerto el jueves pasado a los 96 años.

El féretro con los restos mortales del músico llegó a la catedral a primera hora de la tarde, donde una muchedumbre llevaba horas esperando para dar su último adiós de quien se considera que su música unió a los griegos y llegó al alma de todos, independientemente de ideologías y condiciones sociales.

Ataviadas con mascarilla, obligatoria para las aglomeraciones exteriores, personas de todas las edades aguardaron con paciencia la llegada del ataúd, a ratos entonando canciones del compositor, acompañados de alguna guitarra o simplemente a coro.

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La gente recibió con aplausos y al grito de “inmortal” la llegada del coche fúnebre, y flanquearon el féretro con poemas del extinto.

Sus restos mortales descansarán finalmente en el cementerio de Galatás, junto a la ciudad cretense de La Canea, donde están también enterrados sus padres y hermano.

Apenas muerto, se desató una disputa sobre dónde debía ser enterrado, pues si bien él mismo había dejado claro que quería ser enterrado junto a su padres, su familia tenía otros deseos, incluso sobre la empresa funeraria que debía encargarse de todo el proceso.

El debate se encendió hasta tal punto que un tribunal de primera instancia de Atenas emitió el viernes una orden cautelar que prohibía tomar cualquier decisión antes de hoy, fecha en la que se debía analizar judicialmente esta cuestión.

Finalmente, durante el fin de semana, los ánimos se tranquilizaron y su hijo Yorgos anunció que se respetaría la voluntad de su padre.

El músico había enviado en los últimos años varias cartas expresando su deseo de ser enterrado en Galatás, algo que su familia, o parte de ella, puso en duda estos días.

Allí, los preparativos ya están en plena marcha y los ciudadanos están dejando flores y notas escritas a la entrada de su casa paterna, mientras que en el Teatro “Mikis Theodorakis”, en el antiguo puerto de La Canea, acuden desde el viernes a firmar el libro de condolencias que instaló el municipio.

Se colocaron cintas de luto en la entrada del teatro municipal, y en las principales calles de la ciudad se han instalado altavoces desde donde se escucha la música de Theodorakis.

En Atenas, la capilla ardiente podrá ser visitada hasta el miércoles, en que se celebrará una ceremonia religiosa por la tarde, antes de que su cuerpo viaje a Creta, donde el jueves se celebrará un funeral en la iglesia del pueblo y luego el entierro.

Conquistó el mundo con obras como la banda sonora de la película “Zorba, el griego“, o el “Canto General” de Pablo Neruda, pero su repertorio de más de un millar de piezas abarca todos los géneros, desde la canción popular hasta la ópera.

Perseguido y torturado en la II Guerra Mundial, la Guerra Civil Griega y durante la Dictadura de los Coroneles, Theodorakis fue sobre todo defensor de la libertad, idea que plasmó en numerosas de sus obras.

Partiendo de la izquierda llegó, sin embargo, a ser ministro sin cartera y diputado del Gobierno conservador de Konstantinos Mitsotakis, padre del actual primer ministro, Kyriakos.

Al final de sus días volvió a sus orígenes políticos, como expresó en una carta al líder del partido comunista KKE, Dimitris Kutstumbas, publicada tras su muerte.

“Ahora, al final de mi vida, en el momento de rendir cuentas, los detalles desaparecen de mi mente y quedan las ‘cosas grandes’. Así veo que pasé mis años más críticos, fuertes y maduros bajo la bandera del KKE. Por eso quiero dejar este mundo como comunista”, afirmó.

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