Protagonizada por Isabel Leonard (“Marnie”), Janis Kelly (Sra.”Rutland”), Denyce Graves (“Mamá” de “Marnie”), Iestyn Davies (“Terry Rutland”) y Christopher Maltman (“Mark Rutland”), la ópera “Marnie”, segunda obra del maestro Nico Muhly, fue transmitida desde el Met de Nueva York hasta el Auditorio Nacional.

Publicada en 1961 por el escritor Winston Graham, la novela “Marnie” inspiró a uno de los filmes más conocidos del inglés Alfred Hitchcock en 1964, sobre una joven con la manía de robar a sus empleadores y cambiar constantemente de trabajo y de identidad. Este sábado, en pantalla gigante, el público conoció los pormenores de esa famosa ópera.

Lo anterior, porque cinco décadas después del año 64, el compositor estadunidense Nico Muhly retomó la novela de Graham y la película de Hitchcock para convertir esa historia en una ópera, por encargo del Met de Nueva York. “Marnie”, segunda ópera realizada por Muhly para la prestigiada casa de ópera estadunidense, se disfrutó este día en México.

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Del escenario neoyorquino hasta la nueva pantalla gigante del Auditorio Nacional, como parte del programa “En vivo desde el Met de Nueva York”, “Marnie” contó con público conocedor, exigente y crítico, que recompensó con vítores el esfuerzo del elenco artístico y del personal técnico que hizo posible la transmisión.

La orquesta estuvo bajo la batuta de Robert Spano, en tanto que el equipo creativo de esta producción incluyó al escenógrafo Julian Crouch; la iluminación de Kevin Adams y el vestuario de Arianne Phillips en su debut en el Met.

Para esta ópera en dos actos con libreto de Nicholas Wright, basado en la novela de Winston Graham, el director Michael Mayer y sus colaboradores crearon un mundo cinemático de gran velocidad.

Es en ese universo donde se desenvuelve una emocionante historia de negación y engaño ubicada en los años 50.

“Marnie” es una bella y misteriosa mujer, joven, traumatizada sexualmente cleptómana, con identidad múltiple y aversión a los hombres. Ella se gana la vida malversando compulsivamente fondos de sus patrones, de diversas formas.

Para alcanzar esos fines, utiliza diferentes personalidades. Un mal día para ella, uno de sus jefes, el joven viudo millonario “Mark Rutland”, la descubre y la chantajea para obligarla a casarse con él, lo que desata terribles consecuencias. El joven se empeña en indagar la causa del problema psicológico de “Marnie”, reflejado de diversos modos.

No sólo a través de la cleptomanía, sino en su rechazo sexual hacia los hombres, aversión a todo contacto físico y fobia al color rojo. Un elemento teatral interesante, de acuerdo con el crítico musical Juan Arturo Brennan, son las cuatro “Marnies” que acompañan a la protagonista, interpretadas por igual número de cantantes que visten igual pero en distintos colores.

Ellas reflejan la psicología compleja del personaje y su personalidad dividida y contradictoria. Ocho bailarines con traje de gángster suponen los omnipresentes recordatorios de la masculinidad que tanto terror y drama significan para esa mujer atormentada. Así, el público disfrutó de manera entrañable la ópera desde el Met de Nueva York.

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