El compositor Arturo Márquez afirmó que desde hace 40 años le afectan las preocupaciones sociales, lo cual se refleja en sus obras, al igual que ocurre con las creaciones de pintores, escritores, coreógrafos y todo tipo de artistas atentos a su entorno.
Por ello, agregó, es importante que la sociedad nos escuche; a lo mejor no somos tan directos, pero es una forma eterna de decir lo que nos está pasando en este momento.
En conferencia de prensa en esa ciudad, agradeció la oportunidad de regresar con la Cantata sueños a su lugar de estreno, como parte de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino (FIC). La Orquesta Filarmónica de Sonora y el Coro del Teatro Bicentenario presentaron anoche esta pieza en el teatro Juárez, encabezados Laura Cmet, directora de orquesta argentina.
Adelantó que próximamente estrenará una obra con texto de Saúl Juárez sobre la pandemia, la pesadilla que vivimos; es una cantata también, para coros, orquesta de metales y percusiones, una especie de fanfarria de haber sufrido y salido. El arte camina y a cada paso va retratando el mundo que estamos viviendo.
En su Cantata sueños, Márquez retoma el pensamiento de algunos líderes sociales, como Mahatma Gandhi, Martin Luther King, el jefe Seattle y el compositor mexicano Guillermo Velázquez.
Manifestó que las preocupaciones sociales persisten en su trabajo, como en una obra para dos pianos y cuerdas de nombre Mutismo, de 1983, reflejo de lo que consideraba una gran mordaza de la sociedad, que no podía decir lo que sentía. O Danzón no. 2, su pieza más reconocida, la cual escribió en los primeros meses de 1994, que está basada en un baile de salón, con toda su cadencia, aunque en ese momento en México había una profunda preocupación por lo que sucedía en Chiapas.
Recordemos una cosa muy importante: el arte es un encuentro entre corazón, emoción e intelecto, la técnica. En algunos momentos alguno nos quiere ganar; entonces, ahí está la sensatez artística con el fin de encontrar equilibrio.
Llevar las palabras a sonidos
Arturo Márquez explicó que para escribir música primero hay que estar totalmente consciente del sentido social y estético del texto. Después de eso, transformar el sentido de las palabras en música y formar las frases con ritmos.
Por ejemplo, con Eduardo Lagagne trabajó en las letras para esta obra que se tocará en el teatro Juárez, a más de 15 años de su estreno, ocurrido en 2005, en la Alhóndiga de Granaditas de esta ciudad. En ella incluyó ritmos latinoamericanos como son mexicano, milonga y habanera.
Las cosas siguen hasta peor, lamentó el compositor sonorense. “Eso no implica que como humanos, como artistas, sociólogos, médicos, nos sentemos sin hacer nada.
El arte tiene muchas maneras de expresarse, y una de ellas es retribuir de alguna manera lo que la vida nos da. Hablar de nuestra perspectiva respecto de lo social.
Antes de la Cantata sueños, la orquesta interpretó Alas (a Malala), especie de cumbia inspirada en la activista paquistaní, la más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz, en 2014, cuando tenía 17 años. Ustedes recordarán a esta niña que tuvo que salir de su país porque defendió la educación para las niñas, lo que provocó que sufriera un atentado.
En el programa se incluyó la Suite Sonora, en la que el compositor mexicano Venus Rey Jr describe los paisajes del desierto y las tradiciones de las etnias sonorenses, y el danzón Maso Ye’eme (Danza del venado), de Nubia Jaime Donjuán, obra ganadora del concurso de composición Arturo Márquez en 2021, en la que se mezcla el ritmo popular con instrumentos de percusión representativos de la etnia yaqui.