Paul Gauguin, es recordado a 115 años de su deceso, por su técnica pictórica, acompañada de una vida llena de matices, así como por ser uno de los artistas cuya obra es de las más caras, a pesar de que en vida no fue lo suficientemente reconocido.

Nacido en París, Francia, Gauguin fue una de las figuras más influyentes del siglo XIX; su padre Clovis Gauguin fue un periodista que murió durante el viaje que la familia hizo rumbo a Perú, tierra de la madre del pintor, Alina Maria Chazal.

Durante cuatro años vivieron en ese pintoresco país sudamericano, mismo que plasmó tiempo después en sus obras, al igual que los trajes típicos de Perú que su madre vestía, de acuerdo con la biografía del artista publicada en el portal gauguin.org.

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A los siete años, Gaugin y su familia regresaron a Francia, donde vivieron con los abuelos paternos del artista.

Él aprendió rápidamente el francés e ingresó a un par de escuelas locales en Orleans y se inscribió en la Escuela Católica de La Chapelle-Saint-Mesmin.

A los 17 años, dejó los estudios para convertirse en un asistente de piloto marino mercantil, con el objetivo de cumplir con el servicio militar, mas este oficio le agradó tanto que tres años después de unió a la marina francesa.

A los 23 años, el novio de su mamá, Gustave Arosa, le dio trabajo en la Bolsa de París, labor que realizó durante 11 años, tiempo suficiente para convertirse en un exitoso hombre de negocios, de clase alta, interesado por el arte.

En 1873 se casó con Mette-Sophie Gad, con la que tuvo cinco hijos. Paul tenía una vida estable hasta que, en 1882, la crisis financiera que aquejó a Francia lo obligó a dedicarse de lleno a la pintura, según la biografía del portal web del Museo Thyssen-Bornemisza.

Aprendió dicho arte de la mano del pintor Camille Pissarro (1830-1903) y se impregnó aún más en él tras trabajar de la mano con Émile Bernard (1868-1941), quien influyó en Paul con el cloisonismo de colores planos y el similar tipo de arte vidriero.

Posteriormente, también compartió experiencias con los hermanos Theo (1857-1891) y Vincent (1853-1890) Van Gogh, con quienes pintó durante nueve semanas antes de que Paul entrara en depresión, estado de ánimo que lo llevó a intentar suicidarse y a salir de Francia.

En 1891 partió rumbo a la Polinesia Francesa con la finalidad de encontrar una ciudad que no tuviera influencia europea, pero falló y regresó a su tierra, misma que no volvería a pisar a partir de 1895 cuando regresó a Sudamérica para no retornar más.

Sus obras más destacadas son: “Cristo amarillo”, “En el gallinero” (1878), “Calle de Ruán” (1884), “Río Sena por el Puente Iéna” (1875), “Naturaleza muerta con naranjas” (1880), “Van Gogh pintando girasoles” (1888) y “Tahitianas en la playa” (1891).

En 1888 realizó “La visión después del sermón” donde aisló el trazo de los objetos al de los personajes entre sí y plasmó colores vivos alejados de lo que era el realismo en ese momento.

Algunas de sus obras fueron compradas por el coleccionista ruso Sergei Shchukin, y parte de ellas se muestran en el Museo de Pushkin.

El 8 de mayo de 1903 falleció en las Islas Marquesas a causa de una sobredosis de morfina que le causó un problema cardiaco, antes de cumplir la sentencia de un mes que el gobierno le había impuesto por difamar al gobernador de esa región.

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