Dos investigadores brasileños reconstruyeron el rostro de un cráneo de 35.000 años de antigüedad utilizando técnicas de reconstrucción facial forense. El espécimen se descubrió en la década de 1980 en el valle del Nilo y se considera el ‘Homo sapiens’ más antiguo del que se tiene constancia en Egipto.

Según detallan los investigadores, los análisis del esqueleto sugieren que se trataba de un hombre de ascendencia africana, de 1,65 metros de altura y de entre 17 y 29 años al momento de su muerte. Su estructura ósea presenta signos de lesiones que sugieren trabajos pesados durante su vida, lo que coincide con el contexto minero en el que fue hallado en el yacimiento de Nazlet Khater.

Durante una visita al Museo Egipcio de El Cairo, donde se conservan los restos, los científicos captaron secuencias de video en alta resolución de la porción lateral más completa del cráneo. Tras procesarlas, obtuvieron 72 imágenes para realizar la fotogrametría.

El equipo trabajó con los ‘softwares’ Metashape y Blender 3D para obtener más visibilidad de la estructura. Así, mediante reflejos, deformaciones, ajustes de escala y tomografías computarizadas de individuos vivos, se complementaron las regiones del cráneo que faltaban.

A partir de las imágenes digitalizadas del cráneo, utilizaron datos estadísticos para generar dos proyecciones sobre cómo pudo haber lucido el antiguo hombre, una con detalles faciales y características de mayor humanización, como coloración, ojos abiertos o barba, y otra sin cabello ni detalles y con los ojos cerrados.

“Las aproximaciones faciales forenses son una forma de humanizar a los individuos, que el gran público solo reconoce como ‘esqueletos’. Tratar de recuperar el aspecto que un individuo tenía en vida hace miles de años es una forma de traerlo a la actualidad, de acercarlo al público”, comentó Elias Santos, uno de los autores.

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