Gabriel García Márquez trabajó “contra viento y marea” en la novela En agosto nos vemos hasta que sus fuerzas se lo permitieron, y ahora, diez años después de su muerte y tras “dejar dormir” este libro mucho tiempo en un archivo, se publica sin que se haya agregado nada que no estuviera en sus notas.

Así lo han asegurado este martes los hijos del Premio Nobel de Literatura colombiano, Gonzalo y Rodrigo García Barcha, en la rueda de prensa de presentación de la novela inédita de su padre, que se publica en todo el mundo en español este miércoles 6 de marzo, día en el que habría cumplido 97 años, con una primera tirada de 250.000 ejemplares.

La publicación de En agosto nos vemos (Random House) ha despertado una enorme e inmensa expectativa, ha asegurado la editora Pilar Reyes en esta presentación celebrada en la sede central del Instituto Cervantes, en Madrid, en la que ha destacado que la historia que dejó García Márquez estaba completa.

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Fue el 18 de marzo de 1999 cuando se supo que García Márquez trabajaba en un nuevo libro que al principio se había planteado como cinco relatos autónomos con una misma protagonista: Ana Magdalena Bach.

La agente literaria Carmen Balcells informó al editor de García Márquez, Cristóbal Pera, de que éste tenía una novela inédita a la que no encontraba el final y le pidió que le animara a terminarla. Pero el Nobel colombiano le mostró tres capítulos y le dijo que ya tenía su párrafo final, por lo menos en la versión en que trabajaba en el verano de 2010.

Según relata el propio Pera en el prefacio de la novela, la pérdida de memoria que sufrió en sus últimos tiempos García Márquez (Aracataca, Colombia, 1927-Ciudad de México, 2014) no le permitía encajar todas las piezas y correcciones y la revisión del texto fue la mejor forma de ocupar sus días haciendo lo que más le gustaba.

Gonzalo y Rodrigo García Barcha aseguran que En agosto nos vemos fue el fruto del último esfuerzo de García Márquez de seguir creando “contra viento y marea”. Y creen, según han asegurado este martes, que quizá, la falta de facultades que parecía le impidieron darse cuenta de lo bien que estaba este libro.

Y a pesar de que Gabo dijo: “Este libro no sirve, hay que destruirlo”, sus hijos no le hicieron caso, aunque lo dejaron de lado y en un archivo. Y leyéndolo una vez más, años después de su muerte, han relatado, descubrieron en esta historia lo más sobresaliente de la obra de su padre, su capacidad de invención, la poesía del lenguaje o su narrativa cautivadora.

Una protagonista inusual en la literatura de Márquez

Porque, han destacado, “un Gabo en sus cabales o lo hubiera terminado o lo hubiera destruido, para que no quedaran restos”. Y aunque Memorias de mis putas tristes fue la última ficción que publicó en vida, durante más de una década estuvo trabajando en la historia protagonizada por esta mujer, algo poco habitual en la literatura de García Márquez.

Una mujer de más de 40 años con la que explora la sexualidad y el deseo cuando, en el viaje que realiza cada mes de agosto a la isla donde está enterrada su madre, descubre cómo puede convertirse en una persona distinta una noche al año.

A pesar de que no es usual una mujer protagonista en su literatura, Gabriel García Márquez se consideraba “un feminista en la forma en que conducía su vida”, ha relatado su hijo Gonzalo, que ha recordado que su madre fue una mujer fuerte que no fue aplastada por la fama de su marido.

Una historia “si acaso un poco dispersa pero completa”

Los hijos de Gabo han asegurado que en la novela que sale ahora publicada “no se ha hecho un trabajo de edición hasta el punto de tener que agregar frases”, ya que aunque la historia podía estar “si acaso un poco dispersa pero completa”.

Cristóbal Pera ha realizado “un trabajo de arqueología, de recolectar. Él mismo ha dicho que su trabajo se ha limitado a la corroboración de datos, el tipo de trabajo que hace cualquier editor con cualquier escritor”, han explicado.

También han recordado cómo su padre, a pesar de ser una persona muy práctica, procedía de una región de Colombia donde los sueños y el instinto eran algo importantísimo: “Uno de los síntomas de su enfermedad en la vejez fue cuando no recordaba los sueños que había tenido la noche anterior y esa fue una de las señales de que iba a tener muchas limitaciones para seguir escribiendo. Los sueños que tenia cotidianamente le ayudaban a resolver asuntos literarios en sus libros”.

Este texto que llega este miércoles a las librerías es “el último sobreviviente” de la obra de García Márquez. Sus hijos han querido no dejar cabos sueltos para que ya toda la obra del Premio Nobel colombiano esté a disposición de los lectores: “Y los lectores decidirán si nosotros, los hijos, se equivocaron o no”, han sentenciado.

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