El retrato más original y dramático de Vladimir Putin es el de un fotógrafo bielorruso, Pavlo Krychko, que utilizó 1,500 capturas de pantalla e instantáneas tomadas durante la guerra de 57 días de Rusia contra Ucrania.

Imágenes crudas y despiadadas que se funden para formar los rasgos del Kremlin y se convierten en la materialización de la barbarie de quienes ordenaron el bombardeo de civiles. Un acto creativo sublime, que sirve para reflejar la crueldad y el espanto.

Se ven los edificios en llamas, las cruces en los patios de Bucha donde los muertos fueron enterrados a toda prisa, la fuga del hospital infantil en Mariupol, los cadáveres abandonados en la calle por los rusos. La muerte. La destrucción. Todo en una composición que refleja el rostro del presidente ruso.

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“El horror, el dolor, el sufrimiento, la muerte, los destinos trastornados, los crímenes, la inhumanidad, la maldad están todos en esta imagen”, escribió Krychko en su perfil de Facebook, ilustrando el significado de su creación.

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“Mirando todas estas fotos todavía me cuesta entender a la gente que apoya a Putin”, reflexionó. 

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