Luego de las manifestaciones en las que personas arrojaron pintura o comida a obras de arte para protestar contra el cambio climático, 92 líderes y directores de museos han publicado una carta en la cual reprochan dichas acciones (ojalá también se sientan igual de conmocionados con la crisis climática que ya tenemos encima).

De acuerdo con el medio Artnet News, entre los firmantes de la carta destacan representantes de instituciones culturales como Laurence des Cars del Louvre; Miguel Falomir, director del Prado; Hartwig Fischer, directora del Museo Británico; Richard Armstrong, director del Guggenheim; y Martine Gosselink, directora general de Mauritshuis.

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 En la declaración, los firmantes señalan el daño potencial que las acciones tienen en las obras de arte. Sostienen que “los activistas subestiman la fragilidad de estos objetos irremplazables, que deben ser preservados como parte de nuestro patrimonio cultural mundial” (irremplazables los glaciares también, oiga).

Además, se menciona que “como directores de museos a los que se les ha confiado el cuidado de estas obras, nos ha conmovido profundamente su arriesgado peligro”.

Medidas de seguridad por antecedentes

Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado 14 de octubre cuando manifestantes ecologistas arrojaron sopa de tomate sobre el famoso cuadro “Los girasoles” de Vincent van Gogh para exigir al gobierno británico fin a los nuevos proyectos de extracción de gas y petróleo.

Ante protestas contra el cambio climático, algunos directores de museos han reforzado las medidas de seguridad. Un ejemplo son los lugares de Berlín y el Museo Barberini dónde ahora requieren que los visitantes guarden chaquetas y bolsos en casilleros.

Sin embargo, esas no serían las únicas medidas de prevención que contemplan los directores de museos. Debido a que las protestas suelen difundirse a través de redes sociales, Beate Reifenscheid, presidenta del ICOM en Alemania, dijo que pronto, los celulares y las cámaras también podrían ser confiscados.

La declaración del ICOM llega cuando más de 90 jefes de estado y representantes de 190 países se reúnen en Egipto para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022, para abordar cuestiones apremiantes del cambio climático global.

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