Si el concepto de agua de lujo ya es bastante discutible -sobre todo si es a base de icebergs que se derriten-, siempre se puede ir un paso más allá y ofrecer cubitos de hielo de lujo. Aunque somos firmes defensores de los hielos de roca que se compran frente al hielo casero de las cubiteras que se derrite enseguida y suele llevar de regalo olor de lo que tengamos en el congelador, por lo visto hay un mercado que necesita hielo de gama más alta.

¿Cómo de alta? Pues en el caso concreto del que comercializa Grace Luxury Ice, a nada menos que unos 6 dólares por cada cubito, lo que vendría a ser unos 5 euros la pieza. Según explican los responsables de esta compañía dedicada a la producción de hielo de lujo -así, tal cual-, se trata de un producto pensado para la alta coctelería y que se vende en formato cubo o como una esfera.

Ambos, eso es cierto, de un tamaño considerable, de una transparencia aparentemente perfecta -algo que se cotiza mucho en el mundo del hielo- y con una notable resistencia a la hora de descongelarse y acabar aguando el cóctel de turno.

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Además del tamaño y el aspecto, la pureza es otro de los puntos que destacan desde la compañía. “Libre de impurezas, minerales, aditivos y otros contaminantes”, prometen con un mensaje que recuerda más a un discurso magufo que a un vendedor de hielo. ¿Significa eso que el resto de hielo del mercado está contaminado? Evidentemente no, pero si cuela…

Comercializado en bolsas herméticas con 5 piezas de hielo cada uno, el pack de 50 hielos se vende a más de 300 dólares. “Un hielo para ese día que abres una botella de whisky especial”, explican los responsables de esta compañía que, por lo visto, también se dirige a los sibaritas del hielo que quieran tener provisiones en el congelador.

De hecho, los más cómodos pueden hacer un pedido anual y olvidarse de ese engorroso trámite de buscar a altas horas de la noche una gasolinera en la que vendan hielo. Por menos de 1.000 dólares al año se pueden recibir cómodamente en casa cuatro cargamentos de hielo con 50 cubitos cada uno a lo largo del año.

¿El típico capricho absurdo para quien no sepa en qué gastarse el dinero? Algo así parece, aunque es cierto que en el mundo de la coctelería de gama alta seguro que tiene su público.

Por cierto, visto el nicho de mercado, ¿se animarán los del “agua cruda” a sacar también su propio “hielo crudo”?

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