Luis Ayala

Sentado en la primera mesa del Café La Parroquia del centro del puerto de Veracruz, se ve a un joven tomando café mientras hojea un libro de José Martí, era Fidel Castro. Esta es la imagen de fondo que -a manera de mural- actualmente recibe a quienes visitan este legendario sitio.

Corre el año de 1956, al lado se ven dos de sus protectores personales que trataban de pasar desapercibidos; más atrás a la derecha, con gafas oscuras, Manlio Fabio Tapia Camacho, quien fuera senador y alcalde de la ciudad, alzando la cabeza como posando para el fotógrafo para robar cámara. La historia narra que a su paso por Veracruz, Castro vivió en una cuartería a lado de la Parroquia de Boca del Río, junto a Ernesto “Che” Guevara y otros cubanos. Se dice que en ese entonces el Che se ganaba la vida tomando fotos a los turistas en el malecón.

Anuncios

Después partieron a la Ciudad de México y en el Desierto de los Leones realizaban sus prácticas de guerrillas; ahí fueron detenidos y liberados con la ayuda de un capitán del ejército de apenas 22 años. Cuando se intentó detener a los cubanos por segunda vez, recibieron el “pitazo” del Capitán, ese joven era Fernando Gutiérrez Barrios, quien los ayudó a escapar desde Tuxpan en el Granma, navío que no tiene relación alguna con Antonio Gramsci, el italiano izquierdista. El navío fue comprado a un gringo y se llamaba así por el apócope de grandmother (abuela).

Una anécdota más relacionada con el tema del café y los revolucionarios, nos lleva al Café Tacuba del centro histórico de la capital mexicana. Una tarde, Fidel y Ernesto compraban dos  tazas de café pero les faltaban un peso para completar el pedido. Juan Maldonado, un joven veracruzano les prestó para completar.

El gesto de Juan generó una larga plática y amistad con ambos personajes. Con los años, Fidel Castro y Ernesto Guevara hicieron historia y Juan Maldonado Pereda se convirtió en alcalde del puerto de Veracruz. Éste último conservó una carta escrita por el comandante Castro, en la que en pagó por su préstamo, le ofreció una actuación del grupo de salsa Los Van Van, para el Carnaval de Veracruz.

Estas historias son reforzadas por Fernando Fernández, dueño del Café de La Parroquia, y esa bella estampa, hace reflexionar acerca de la riqueza histórica del estado de Veracruz.

Publicidad