La chilena Manuela Martelli revisa en la película “1976” la dictadura de Chile desde el punto de vista de las mujeres anónimas, cuyo papel fue “fundamental porque organizaron un movimiento de protesta pacífica en búsqueda de justicia”, según confesó en el festival de San Sebastián.

En la ópera prima de Martelli (Santiago de Chile, 1983), que compite en Horizontes Latinos en la cita española, una ama de casa (Aline Küppenheim) se adentra en territorios inexplorados cuando un sacerdote le pide que auxilie a un joven herido en la clandestinidad.

“En Chile hay un agotamiento de la mirada en la revisión de la historia. El punto de vista se repite y es muy masculino.

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Pero es importante refrescar la mirada”, sostuvo. Por eso Martelli lo hizo a través de “mujeres anónimas, que entre bambalinas tuvieron un papel fundamental porque organizaron un movimiento de protesta pacífica en búsqueda de justicia y ayudaban a buscar a las personas desaparecidas”, contó.

“Hasta el momento -añadió- no han tenido el espacio para ser consideradas sujetos históricos”.

Son “las clases marginadas, donde hay un tema de género: las mujeres permanecieron en la periferia”, subrayó y “falta el punto de vista del que vivió esa marginalidad”.

A la cineasta le gustaría que su película, que se estrena el 20 de octubre en Chile, hiciera que la gente fuera consciente de “la gran herida que cargamos en nuestra historia” y de que “la herida nunca se debería quedar en el olvido, porque la historia se repite”.

A su juicio, “la herida de la dictadura es muy grande porque se instaló en la pérdida de valores, que tiene que ver con el consumo”.

En el estallido social de octubre de 2021 en Chile mostró que “el poder adquisitivo de algunos hacía que una parte de la sociedad sintiera una injusticia”.

El resultado del referéndum, dice, mostró que “si bien hay un ímpetu de una mirada renovada, la gente va de poco a poco porque los problemas del día a día se lo comen todo”.

La izquierda, señaló, “falló en escuchar que los cambios al parecer son más lentos” y “la clase dominante consigue convencer a la gente de no hacer esos cambios”.

Martelli seguirá revisando las décadas de los 70, 80 y 90 en Chile en sus próximos proyectos cinematográficos “desde miradas más anónimas e íntimas, no desde la historia con mayúsculas, sino desde los márgenes”. Su generación, sostiene, “habló muy poco y es una necesidad social hablar de esa herencia”. 

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