El espíritu de Maese Pérez, el organista imaginado por Gustavo Adolfo Bécquer cuando tenía 25 años, ha vuelto a la vida de nuevo en el convento de Santa Inés de Sevilla, donde situó la única leyenda inspirada en su ciudad, el lugar que, próximo a su casa, recorrió muchas veces de niño.

La cita ha vuelto a tener como escenario el histórico convento gracias a la iniciativa de ‘Con Los Bécquer en Sevilla’ y ‘Noches del Baratillo’, asociaciones culturales que se unen cada año para este fin, de modo que se recrea la leyenda en un lugar único para los amantes de la obra del poeta sevillano.

Y todo ello bajo la batuta del maestro organista Abraham Martínez, que restauró en su día, al frente de la fundación Alquimia Musicae, el órgano del convento, el mismo que Bécquer cita en la leyenda, otro de los detalles únicos de esta cita.

Decenas de personas han vuelto a llenar las naves del convento para escuchar y ver la recreación nada más terminar la Eucaristía, y han podido disfrutar del sonido de un instrumento obra de transición entre los siglos XVII y XVIII, con el que Abraham Martínez trabajó varios meses hasta lograr su restauración total dando vida de nuevo a un órgano que se cree que comenzó a funcionar en torno a 1770.

Además, este es el convento “más becqueriano de Sevilla”, como recuerda la presidenta de la asociación ‘Con los Bécquer en Sevilla’, Pilar Alcalá, porque no solo escenario fue de Maese Pérez, “sino que el retrato de doña María Coronel situado en la parte superior de la reja gótica del coro fue pintado en 1846, por Joaquín Domínguez Bécquer”.

La obra

Maese Pérez es un homenaje a Sevilla y sobre todo a la música que Bécquer consideraba como la más sublime de las artes”, y en ella “hace un guiño a sus antepasados alemanes ya que esos fueron ‘Caballeros 24’ de Sevilla, y son algunos de los muchos personajes que acuden a la Misa del Gallo en Santa Inés”.

La leyenda de Mease Pérez fue publicada por primera vez en el periódico madrileño “El Contemporáneo” en 1862, y supone una cita de lectura teatralizada sobre la base de la figura del organista, personaje que protagoniza una leyenda de Bécquer, un anciano ciego de nacimiento, de 76 años y poseedor de un don especial para tocar el órgano, cuyo fantasma lo siguió tocando una vez fallecido.

Además, elegir diciembre para representarla no es casualidad, ya que es un mes muy especial para los “becquerianos”, porque acoge los aniversarios del nacimiento de Valeriano Bécquer (15 de diciembre de 1833) y del fallecimiento de su hermano Gustavo Adolfo (22 de diciembre de 1870). 

EFE

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