México.— Con 14 años tocando el piano a cuatro manos, el dúo canadiense Fortin-Poirier se presentó por primera vez este domingo 22 de septiembre en el XXIII Festival Internacional de Piano En Blanco y Negro con el concierto Memorias, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

Agradecida y contenta por estar nuevamente en México, luego de que el año pasado estuvieron en San Luis Potosí, la pianista Amélie Fortin comentó en entrevista con Notimex que se trata de un concierto sobre la memoria y los recuerdos.

El proyecto musical lo han presentado los últimos cuatro años y está conformado por piezas clásicas y contemporáneas de compositores como Edvard Grieg, Antonin Dvorak, Samuel Barber, Ástor Piazzolla, Vanessa Marcoux y William Bolcom, entre otros.

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“La memoria es un tema que nos ha interesado mucho, sobre todo aquellas piezas que lo abordan, pero también recuerdos de nosotras, del compositor o de la misma gente, por lo que tratamos siempre de explicar cada pieza antes de tocarla, para guiar al público y hacer una liga entre cada pieza y el concierto”, detalló Fortin.

Acompañada de Marie-Christine Poirier, la pianista canadiense comentó que para ella la memoria tiene que ver con impresiones que no necesariamente son conceptualizadas, por ejemplo, el aroma de un perfume puede transportar a la persona a un lugar, al igual que la música llevarla a otra atmósfera.

Foto: Ilustrativa

Relató que el proyecto de tocar juntas inició hace 14 años en la Universidad de Montreal, Canadá, donde se conocieron, porque tenían que tomar un curso de música de cámara y tenían el mismo maestro de piano. “Después, cuando empezamos a tocar juntas fue como bailar en pareja, nos entendimos a la primera, aunque ya habíamos tocado cada una con otras colegas, pero no hubo esa química como fue con nosotras y a partir de ahí continuamos como dúo”, relató Fortin.

Otras de las virtudes que tiene este dúo, además de tocar a cuatro manos, es que utilizan un solo piano, porque lo consideran más pequeño y es la misma atmósfera, como si fuera una sola persona.

“Es más fácil tomar riesgos juntas, porque si existe entre nosotras la complicidad y la confianza, nos lleva a tocar como si fuéramos una sola persona; el piano, como percusión, al ser tocado por dos personas se escucha rápidamente, por eso es importante la técnica para que todas las notas suenen perfectas”, explicó.

Por su parte, la pianista Poirier dijo que aunque ofrecen giras internacionales, no dejan de estudiar ni ensayar los programas que seleccionan para los conciertos; “para nosotras es una disciplina ensayar juntas y no separadas, ya que siempre hay cosas nuevas que debemos trabajar, lo hacemos para mantenernos en forma, pero, sobre todo, tener una mejor técnica”.

Finalmente, expresó que ni con todos los años de conocerse y las horas de ensayo y trabajo conjunto se han salvado de experimentar alguna situación chusca en el escenario y recordó una anécdota: “en una ocasión, Fortin me golpeó la mejilla, pero como fue tan rápido, creo que no se notó en ese momento y seguimos tocando como si nada, fue algo gracioso”.

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