Las bodas de San Antonio de Lisboa, una iniciativa municipal que ayuda a futuros matrimonios con dificultades económicas, han protagonizado un año más las fiestas más populares de la capital, en las que 16 parejas han decidido iniciar una nueva etapa de su vida con la ciudad como testigo.

Las que más ojos han acaparado han sido las 11 que se han dado el “sí, quiero” en la Catedral de Lisboa, en contraste con las cinco que han decidido casarse por lo civil en el Ayuntamiento horas antes.

Acompañados por sus familiares y seres queridos, fueron recibidos por los vitoreos y aplausos de cientos de lisboetas y turistas que se acercaron para verlos, fotografiarlos y grabarlos.

Una vez concluida la ceremonia, en la que también estuvo presente el alcalde, Carlos Moedas, las parejas salieron de la Catedral al son de la música del “Viva la vida” de Colplay y bajo una lluvia de confeti rosa mientras eran aclamados por el mismo público que esperó cerca de dos horas para verlos salir.

Sergio y Gabriela, brasileños y residentes en Portugal desde hace dos años, han sido una de las parejas que han pasado este lunes por el altar de la Catedral y aseguran que tener a los lisboetas como testigos lo hace todo “más bonito”.

“Este día es muy especial. Primero, porque es la celebración de nuestro amor y, además, estamos viviendo la cultura de Lisboa”, explica a EFE Sergio Teixeira.

Entre los asistentes que aguardaron pacientemente en la calle estaba María Lírio de Sousa, una mujer de 82 años residente en Sintra (a 32 kilómetros de la capital) que asegura que hace 62 años que se acerca a Lisboa para disfrutar de los festejos y, cada vez que puede, a las bodas.

“Hace muchos años que yo veo estas bodas. Es un hecho muy bonito de Lisboa que me encanta ver. Es una alegría para todos los lisboetas”, explica a EFE.

San Antonio, nacido en Portugal y conocido por sus habilidades como casamentero, da nombre a una tradición que se remonta a 1958 y que ha resultado en más de 380 matrimonios.

El Ayuntamiento de Lisboa recuperó en 1997 esta tradición, que se mantenía interrumpida desde la Revolución de los Claveles de 1974.

En sus inicios, los novios recibían un ajuar y electrodomésticos para su futuro hogar, aunque ahora el Consistorio les costea una boda que muchos no podrían permitirse.

Estas bodas se producen horas antes de que comiencen las Marchas Populares de Lisboa y un día antes de la fecha más esperada de las fiestas de San Antonio, el 13 de junio.

Pese a que este martes será el epicentro de las celebraciones, la capital dedica prácticamente todo el mes de junio a los “arraiais” (verbenas) con espectáculos musicales, bailes y parrillas de sardinas. 

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