Clío vs Negra Crestina

Por Omar Piña

La última reelección de Benito Juárez García como presidente de la república mexicana fue en el año 1871, sus contendientes eran Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz. Se trató de una competencia reñida, pero sin campaña. Puesto que en aquella época “no hay campañas en un sentido estricto, el mitin y la presencia pública del candidato frente a los ciudadanos prácticamente no existe en el siglo XIX, pero no quiere decir que no hicieran política” dijo el historiador Israel Arroyo, para quien mecanismos proselitistas como el club y la prensa son factores que deben tenerse en cuenta.

El club político se trató de una implementación en la vida pública mexicana a mediados del siglo XIX. “Llamados por algunos como ‘asociaciones populares’ tenían la misión de propagar ideas, pero también la de controlar el voto de los ciudadanos” aseveró Arroyo. A la fecha, los investigadores han ubicado al menos tres funciones más que cumplían los clubes políticos: organización militar, ejercer presión sobre las autoridades inmediatas y cubrir agenda política en tiempos electorales.

Aquellos clubes son quizá el antecedente de lo que hoy se denomina partido político. Tuvieron colores distintivos que les conferían identidad entre los ciudadanos, los hubo locales y regionales. Un elemento imprescindible en el proselitismo de la época fue la prensa que, asociada a la función política del club, era el medio para dar a conocer a un candidato, procurarle notoriedad y propagar idearios.

“Como los candidatos no pueden hacer campaña, la única manera de hacer visibles sus nombres es precisamente postulándolos en un periódico. Es como los electores pueden conocerlos. Y se genera un círculo: si tengo un club político fundo un periódico, no importa si dura sólo unos meses. Y a la inversa, tengo un periódico, entonces puedo formar un club” explicó el historiador. Recalcó que las investigaciones han revelado la existencia de medios impresos de alcances meramente locales o regionales o los considerados como nacionales, que corresponde a los publicados en la Ciudad de México.

Las publicaciones de los clubes tuvieron circulación efímera, de unos cuantos meses. Era su articulación política la que definía sus áreas de cobertura. Quien buscaba una diputación no pretendía su aparición en medios de circulación nacional sino en aquellos que abarcaban su distrito. Esa “prensa” funcionó de acuerdo con el cargo político y ante la inexistencia de mítines y campañas, el impreso aseguraba la materialización y fijación de candidatos e idearios. 

Para mascar a fondo:

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