Detrás de La Maga, el inolvidable personaje que Julio Cortázar nos presentó en Rayuela, hay una mujer de carne y hueso, una mujer a la que conoció en circunstancias parecidas a las que se relatan en el libro, pero que a la vez vivió con él una historia totalmente distinta. Sí, La Maga no fue solo un personaje ficticio. Te contamos quién fue en la vida real.
Rayuela es una novela experimental escrita por el autor argentino Julio Cortázar y publicada en 1963. La obra es conocida por su enfoque innovador en la narración y su estructura no lineal, lo que invita a los lectores a interactuar con la historia de maneras no convencionales.
Ella es “La Maga” de “Rayuela”
Edith Aron, de 86 años y originaria de Alemania, cruzó su destino con el de Julio Cortázar el 6 de enero de 1950, coincidiendo en un viaje en el barco Conte Biancamano desde Buenos Aires, Argentina, hacia Europa.
En el barco, Edith lo observó por primera vez en la oficina de cambio. Ella recuerda a un joven alto, con acento argentino, sin embargo, ese no fue el momento crucial de su encuentro, y es que pasaron meses y recorrieron diversas ciudades antes de que el azar los reuniera en más de una ocasión, dando inicio a su historia conjunta.
Aunque nunca conversaron a bordo del barco, Edith descendió en Cannes y Cortázar continuó hasta Génova. En París, sus caminos se encontraron de nuevo tres veces en lugares distintos de la ciudad. Para Cortázar, influenciado por el surrealismo, la casualidad tenía un significado profundo. Su tercer encuentro, en el Jardín de Luxemburgo, resultó en una invitación a tomar café. Descubrieron que compartían amigos en Argentina que ya residían en París.
Aquí se establecen los primeros paralelos con la narrativa de Rayuela. Cruzar la calle, subir peldaños de un puente, acercarse a La Maga en actitudes naturales pero necesarias, como muestra la primera parte del libro, transmitía la convicción de que sus encuentros casuales eran, en realidad, todo menos casuales en sus vidas.
Edith Aron no estuvo totalmente cómoda con La Maga de “Rayuela”
A pesar de las coincidencias, Edith Aron nunca se sintió cómoda identificándose como el personaje de “Rayuela”. Incluso cuando Cortázar le envió una copia con dedicatoria, sus sentimientos fueron encontrados.
Recibir el libro la impactó profundamente, al punto de arrancar de inmediato la página con la dedicatoria fría y distante. En esa época, cuando Cortázar estaba casado con Aurora Bernárdez, discutieron debido a que él le negó ser su traductora oficial al alemán.
Aunque la novela contiene elementos que reflejan la realidad, como la escena memorable en la que un paraguas es sacrificado de acuerdo con la filosofía de Cortázar, Edith Aron, no se identifica completamente con el personaje de La Maga. Recordó con diversión estos momentos en una entrevista con el periódico chileno La Nación. No obstante, también compartió que hay muchas cosas que no le perdonaría a Cortázar.