Entre los muertos, la segunda parte de la trilogía Tiempo no perdido, del escritor polaco Stanisław Lem, ha sido recuperada por la editorial Impedimenta, quien lo ha vuelto a publicar 65 años después de que el autor lo prohibiera bajo la excusa de que los comunistas «le obligaron a escribirlo».

Según ha informado el pasado viernes la editorial, esta obra es un texto «maldito, oculto, secreto», que cambia la visión de uno de los autores claves de la ciencia ficción europea del siglo XX. Pero, han matizado desde Impedimenta, en realidad lo que Lem (1921-2006) hizo fue «describir con pelos y señales, crudamente», su experiencia en el Holocausto en tierras ucranianas en la Segunda Guerra Mundial, donde toda su familia murió y él tuvo que vivir oculto durante tres años haciéndose pasar por armenio. Y serán los lectores en español los afortunados de volver a disfrutar de esta obra ya que, después de 65 años, solo Impedimenta la publicará en este idioma.

Stanisław Lem, según se ha descubierto en los últimos años, han apuntado desde la editorial madrileña, dedicó buena parte de su vida a cubrir sus «propias huellas en relación con sus experiencias bélicas». Y es que el polaco tuvo que ocultar que era judío, así como que fue víctima del Holocausto en su ciudad natal, Leópolis. Por eso, cada vez que alguien le sacaba el tema de los años que tuvo que permanecer oculto durante la invasión nazi de Leópolis, y de sus recuerdos de la contienda, su mujer, Bárbara, decía: «No le habléis de esto a Stazek. Luego no puede dormir por las noches».

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«No es de extrañar —han apuntado desde Impedimenta— que repudiara esta novela autobiográfica (demasiado autobiográfica, diría) que describe los pogromos, las matanzas, los judíos que hacen trabajo esclavo para benefactores sin escrúpulos a cambio de papeles fuertes, de familias encerradas en apartamentos tapiados, y los trenes de la muerte a Belzec donde mandaron a toda su familia». En concreto, Entre los muertos está narrada a través de dos personajes: Stefan Trzyniecki, alter ego de Lem (que aparece en la primera parte de la trilogía, «El hospital de la transfiguración»), y Karol Wilk, un joven genio de las matemáticas que se ve atrapado por la contienda y obligado a ocultarse en un taller donde solo trabajan judíos.

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