La segunda parte de la monumental biografía del poeta vanguardista peruano Carlos Oquendo de Amat, quien murió un 6 de marzo de 1936 en la localidad española de Navacerrada e inspiró al premio Nobel Mario Vargas Llosa, ha sido publicada tras 17 años de investigación por el periodista y escritor Rodolfo Milla.

Oquendo de Amat fue autor del célebre libro ‘Cinco metros de poemas’ y su vida inspiró el inicio del famoso discurso ‘La literatura es fuego’, que Vargas Llosa pronunció al recibir el premio internacional de novela Rómulo Gallegos, en 1967.

“Hace aproximadamente treinta años, un joven que había leído los primeros escritos de Breton, moría en las sierras de Castilla, en un hospital de caridad, enloquecido de furor. Dejaba en el mundo una camisa colorada y ‘Cinco metros de poemas’ de una delicadeza visionaria singular. Tenía un nombre sonoro y cortesano, de virrey, pero su vida había sido tenazmente oscura, tercamente infeliz”, relató el escritor sobre el poeta en ese célebre discurso.

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Tras haber publicado hace casi dos décadas la primera parte de su ensayo biográfico, de casi 700 páginas, Milla informó a EFE que ha editado ahora el segundo volumen de ‘Oquendo’, de 828 páginas, producto de una “intensa labor investigadora” que le permite ofrecer aspectos desconocidos sobre la vida y obra del poeta nacido en 1905 en la región surandina de Puno y fallecido en España a los 30 años.

Entre los hallazgos figura el poema ‘¡Dulcinea!’, que Oquendo escribió para un concurso literario escolar, en lo que Milla considera que es “una muestra todavía balbuceante de su arte, pero que ya anunciaba la explosión imaginativa que vendría con su único libro”, publicado en Lima en 1927.

También se profundiza en la relación cercana que tuvo con el escritor y pensador marxista José Carlos Mariátegui que, según señala la investigación, influyó “decisivamente en las ideas comunistas que el poeta abrazara en la etapa final de su vida”.

“Esta dedicación a la política lo llevó a sufrir prisiones y destierro en dos oportunidades a Panamá, en la segunda de las cuales protagonizaría una fuga cinematográfica de la zona del canal, donde estuvo recluido en territorio norteamericano, situación que estuvo a punto de originar un serio conflicto entre ambos países”, reveló Milla.

Se da cuenta, además, de la división de bandos que se dio en su familia, entre un grupo minoritario que lo apoyaba y los que rechazaban sus ideas, su vida bohemia y la tuberculosis que padeció, así como su afición inicial por los “paraísos artificiales”.

Milla destacó que el poeta fue “ocurrente, bromista, bailarín, soñador, enamoradizo impenitente”, y que su paso por Francia y España, en los últimos tres meses de su vida, fue “un episodio terriblemente desgarrador”.

En París cumplió su sueño de visitar los lugares donde vivió su padre, Carlos Oquendo Álvarez, un afamado médico que estudió en la universidad de La Sorbona y murió cuando él era muy joven, pero rápidamente viajó a España “aferrado a la idea de una milagrosa cura para su enfermedad”.

Tras haber sido internado en un hospital para enfermedades pulmonares de Navacerrada, falleció “solo, pobre y olvidado, el 6 de marzo de 1936, a solo tres meses del inicio de la Guerra Civil Española, y a miles de kilómetros de Puno, la ciudad a orillas del lago Titicaca, donde nació”, concluyó Milla.

El paradero de su tumba fue durante décadas una de las grandes incógnitas de la literatura peruana, hasta que su compatriota Carlos Meneses aseguró haberla ubicado en 1971 en el cementerio de Navacerrada, afectada por los bombardeos de la Guerra Civil española. 

EFE

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