Héctor González Aguilar

En 1934, Samuel Ramos, filósofo, publicó El perfil del hombre y la cultura en México, en donde analiza el origen de la personalidad del mexicano. Los conceptos vertidos en este libro, además de causar gran controversia, propiciaron el estudio sistemático del carácter y la esencia del mexicano.

Una de las consecuencias del triunfo de la Revolución Mexicana fue que el nuevo gobierno se alejó de los modelos culturales extranjeros, específicamente de los franceses y, a cambio, se propuso reconocer las características que definen nuestra mexicanidad. Es en esta etapa de búsqueda de la verdadera alma nacional que destaca la figura de Samuel Ramos. 

Nacido en Zitácuaro, Michoacán, el 8 de junio de 1897, Ramos estaba destinado a convertirse en médico, como su padre, pero cuando estudiaba en Morelia se fue acercando a la literatura y a la filosofía. Hacia 1917 deja los estudios de medicina y toma los cursos impartidos por Antonio Caso en la Escuela de Altos Estudios en la ciudad de México.

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Entre 1920 y 1922 trabaja con José Vasconcelos en la importante campaña que éste había iniciado para educar al país, gracias a su claridad de pensamiento y a sus habilidades literarias lo designan director del periódico La Antorcha;  además, imparte cursos de filosofía en la Escuela Nacional Preparatoria.   

En 1926 viaja a París para tomar cursos de filosofía, aprovecha su estancia en Europa para aumentar notablemente sus conocimientos sobre música y pintura. Un año después ya se encuentra en México participando con el grupo de los Contemporáneos. En 1928 publica su primer libro, Hipótesis, que contiene reflexiones sobre algunos filósofos, como Croce y Ortega y Gasset.

La primera vez que expuso sus ideas acerca de la mexicanidad fue en 1931, en la Universidad de Guadalajara, al año siguiente, en la revista Examen, de Jorge Cuesta, adelanta un capítulo de El perfil del hombre y la cultura en México en el cual expone que el mexicano está afectado por un sentimiento de inferioridad.

Las reacciones negativas no se hicieron esperar: un columnista de Excélsior exigió  la consignación de Ramos ante la Procuraduría por lo ofensivo de su publicación. La solicitud fue secundada por periodistas de El Nacional, que también se ofendieron por el texto publicado. Legalmente el asunto no pasó de ahí porque las autoridades desestimaron los cargos, pero hubo más ataques periodísticos por parte de aquellos que se sintieron ofendidos, o aludidos, por las ideas expuestas.

Contrario a lo que podría pensarse, cuando se publicó El perfil del hombre y la cultura en México, éste fue recibido de una manera más tranquila, los periodistas no fueron tan mordaces y los intelectuales se mostraron abiertos al análisis y a la discusión del tema.

En su ensayo, Ramos realiza una interpretación de la historia nacional a partir de la conquista española. Tomando como base las teorías de Alfredo Adler, que fue discípulo de Sigmund Freud, explica el origen y el desarrollo del sentimiento de inferioridad entre los mexicanos: éste se origina durante la Conquista y prosigue durante la Colonia, pero se manifiesta a partir de la Independencia, cuando los mexicanos, abandonados a su suerte, deben tomar sus propias decisiones. 

El sentimiento de inferioridad deriva del conflicto entre lo que se quiere lograr y lo que en realidad se puede conseguir, después de la Independencia los mexicanos fracasaron una y otra vez porque se impusieron metas muy elevadas para sus reales alcances. Aunque el sentimiento de inferioridad no es general, lo padecen miembros de todos los sectores sociales. 

Para el año de 1938 apareció una segunda edición de la obra, pero lo mejor fue que se había sembrado el interés para continuar investigando acerca de nuestra  mexicanidad. Varios filósofos, como Leopoldo Zea, Emilio Uranga y  Jorge Portilla, entre otros, formaron el grupo Hiperión, con el objetivo de continuar los trabajos en ese campo. Aunque las investigaciones posteriores detectaron las irregularidades de los postulados de Samuel Ramos, y él mismo reconoció que su ensayo tenía algunas deficiencias, su obra sigue siendo consultada por especialistas y leída por el público.

Samuel Ramos falleció en el año de 1959, todas las críticas que sufrió al principio se tornaron en reconocimientos, los ecos de El perfil del hombre y la cultura en México resuenan en otras obras que se han adentrado en la temática del ser del mexicano, como El gesticulador, de Rodolfo Usigli, El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, o La jaula de la melancolía, de Roger Bartra.

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