Carlos Alcaraz espera en el vestíbulo previo a la entrada a la pista central de Wimbledon. Ahí, protegidos por un fino vidrio, reposa la Challenge Cup, copa dorada coronada por una piña que se llevará el ganador masculino, y el plato de Venus, que recogerá la ganadora del torneo femenino. Alcaraz pasa por delante de ellos, escoltado por Daniil Medvedev, su rival en semifinales, y se queda mirando a la tabla de campeones que queda a su izquierda.

Falta un partido para que Alcaraz pueda inscribir su nombre en ese cuadro junto al de todas las leyendas que han conquistado el All England Club, uno de los lugares que vio nacer este deporte. Falta seguramente el duelo más difícil de todos, el reto solo comparable a enfrentarse a Rafael Nadal en la Philippe Chatrier Roland Garros. La tierra se cambia por el verde de la hierba y el balear por el chacal de Serbia, para dar luz a la final más esperada de todas y el deseo de todo un deporte. Este domingo (14:00 hora local), Carlos Alcaraz y Novak Djokovic jugará por el título de Wimbledon.

“Va a ser el mejor momento de mi vida”, sopesa el español, que huye del miedo y de los nervios que le acalambraron en Roland Garros para abrazar el reto. “Para ser el mejor, tienes que ganar a los mejores. En los grandes momentos, contra las grandes leyendas, hay que mostrar tu mejor versión. Creo que pertenezco a este tipo de situaciones y vamos a demostrarlo. Siempre pienso que puedo ganar y voy a ir a por ello”.

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No habla la imprudencia, ni la osadía. Habla un chico que creció viendo a Djokovic ganar todo y contra los mejores y que ahora puede ser su víctima en la Catedral del tenis. Alcaraz es consciente de que tiene delante a un hombre que lleva una década sin perder en la pista central -45 victorias seguidas-, que no cae en Wimbledon desde 2017 y que ha ganado todos los partidos de Grand Slam que ha disputado este año (20-0).

El murciano sabe que ante sí tiene al más grande. “Él ha jugado 35 finales, yo una”, pero no desfallece ante ello.

“Si agrandamos todavía más el gigante es imposible ganarle. Vamos a ir a por todas, a por él, olvidándonos un poco de las estadísticas, porque si no, va a ser muy complicado. Es un jugador con dos brazos y dos piernas, igual que nosotros”, explicó Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz.

Porque los números son gigantescos para Djokovic. En su novena final de Wimbledon (solo perdió la de 2013 contra Murray), el serbio aspira a los 24 Grand Slams de Margaret Court, a dejar a dos de distancia a Nadal y a cuatro al ya retirado Roger Federer. Al suizo también le igualaría a títulos en Wimbledon y además, como en 2021, está en la mejor posición posible para uno de los pocos récords que aún escapan de sus garras: conquistar el Grand Slam -los cuatro Grandes en un mismo año-, logro que solo consiguió Rod Laver en 1962 y 1969.

Por todo esto, Djokovic es favorito este domingo, un vuelco a la situación respecto a Roland Garros, cuando todas las quinielas y pronósticos apuntaban a Alcaraz, que venía con mejores prestaciones en la gira de tierra batida y había sido alzado como el ejecutro final del ‘Big Three’. Con todo en contra es cuando más se crece el serbio, como se pudo apreciar en la semifinal contra Jannik Sinner cuando, con puntos de set en contra, se burló del público con gestos de lloriqueo, o a otra escala, cuando levantó dos puntos de partido contra Roger Federer en la final del torneo en 2019 con toda la pista en contra.

Esta vez, Alcaraz no es el que tiene la presión. Es apenas su segunda final de Grand Slam y su tercer choque contra Djokovic. Tiene ante sí la oportunidad de ser el quinto español en ganar en Wimbledon, tras Manolo Santana (1966), Conchita Martínez (1995), Rafael Nadal (2008 y 2010) y Garbiñe Muguruza (2017), además de mantener el número uno del mundo.

Es mucho, pero el tiempo corre a favor de Alcaraz, que con 20 años podría ser el tercero más joven en la Era Abierta en levantar la copa dorada. Djokovic, con 36 primaveras, nunca sabe cuál será la última. Cuando salten a la central este domingo, el público estará a favor de Djokovic, el reloj, a favor del español.

“Si gano, sería increíble para mí, no solo por ser Wimbledon, también por hacerlo ante Novak”, dijo Alcaraz. “Es muy joven y tiene mucha hambre. Yo también tengo mucha hambre, así que démonos un festín”, respondió Djokovic. 

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