“¿Cómo planean detener a Lionel Messi?”. La pregunta de la prensa internacional fue repetida ante cada rival de la Argentina en esta Copa del Mundo. Más allá de las respuestas, más o menos interesadas en estrategias de contención, ningún equipo pudo evitar completamente que el genio se despliegue en algún momento.
Del mismo modo, hoy podría preguntarse para la Argentina: ¿Qué diseño imagina Scaloni para limitar a Kylian Mbappé? Eso sólo lo sabe el entrenador. Sin embargo, pueden proyectarse algunas ideas respecto de qué necesidades hay que cubrir. Pero eso, también, incluye una estructura ofensiva francesa que va mucho más allá de su jugador estrella.
La Argentina no sólo tiene que pensar en entorpecer el accionar de uno, sino de los cuatro futbolistas que forman el “rombo ofensivo”. Entonces, es natural pensar en doblar marcas sobre Antoine Griezmann, Mbappé, Olivier Giroud y Ousmane Dembele.
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Lo primero que hay que decir es que Didier Deschamps le solicitó una función muy específica a Mbappé. No es el delantero de todo el frente de ataque, sino un wing izquierdo. Y respeta su posición. Es por es que Nahuel Molina será, seguramente el que lo tome, mientras que no sería extraño pensar que Julián Álvarez baje mucho para tratar de ayudar en el sector derecho de la defensa argentina.
Por el centro, Enzo Fernández y De Paul se ocuparían de Griezmann. Acuña y Mac Allister serán los que persigan a Dembelé por la izquierda, y en el centro, Otamendi y Romero perseguirán a Giroud (según la posición, uno tomará la marca y el otro sobrará en el fondo).
¿Volver a la línea de cinco es una alternativa? Es una tentación grande si se piensa que el equipo de Deschamps despliega sus búsquedas por las bandas . Pero hay diferencias respecto de los partidos anteriores.
Por ejemplo, Países Bajos, preocupaba por sus ataques por los costados con Dumfries y Blind. Por eso se “espejó” su sistema. Croacia establece su circuito creativo por el centro (con Kovacic y Modric), por eso se volvió a la línea de cuatro y se reforzó el centro con Paredes.
Francia tiene una alineación que cubre los dos aspectos hacia adelante. Enfocarse en uno, podría significar descuidar el otro. Griezmann es probablemente la gran figura del equipo francés en este torneo, aunque los focos apunten a los goleadores Mbappé (5 tantos) y Giroud (4).
El ingreso de Lisandro Martínez supondría la salida de un mediocampista, y el plan estratégico debe incluir la forma en la que la Argentina piensa atacar a Francia. Con un volante menos, el control del balón se discutirá más.
El mayor dominio que Inglaterra y Marruecos obtuvieron sobre Francia fue cuando lograron adueñarse del mediocampo. Entonces la marca de Mbappé ya no fue preocupante para ellos. Porque al cortar el circuito de generación, el atacante de PSG quedó aislado. Ni siquiera recibió el balón. En varios pasajes de esos dos encuentros se lo puede ver completamente solo, pegado a la raya por la izquierda, y su presencia no fue desequilibrante.
Lo que es seguro es que Molina no podrá tener tantas libertades como en otros encuentros . Un descuido puede ser muy peligroso. Es posible que el lateral derecho intervenga menos en el juego que en otros partidos, preocupado en la defensa.
Un factor a observar con mucho detenimiento es que el mediocampo de Francia tiene sólo dos volantes de contención: Aurelien Tchouameni, de Real Madrid, y Adrien Rabiot, de Juventus. En el último partido, Rabiot no jugó por una gripe. Fue reemplazado por Youssouf Fofana, de Mónaco. Griezmann se sacrifica mucho para ayudarlos; también Dembelé acude para cubrir espacios. Pero al final son ellos dos los que tienen que barrer todo el ancho de la cancha. Allí puede haber espacios.
Por supuesto que todas estas son nada más que especulaciones. Proyecciones imaginarias sobre lo la mente de un DT y del otro. ¿Cómo planean sorprender si tanto se conocen?, ¿qué debilidades advirtieron sobre sus rivales cada uno de los finalistas?
Los laboratorios de la Argentina y de Francia pasan horas y horas dedicadas a esas búsquedas. El más mínimo detalle puede definir una final.
Y mientras todo esto se analiza, resta lo más importante. Tal vez lo único. El juego, que siempre se burla de las proyecciones. Un error, un gol inesperado en los primeros minutos, una lesión… Todo lo que se pueda prever también es posible que quede desbaratado en una acción inimaginada. Entonces… plan B. Capacidad de adaptación. Algo que la Argentina, mayormente, manejó muy bien gracias a su cuerpo técnico y al hambre de sus jugadores.
Pero a veces la ansiedad avanza antes de un momento tan decisivo, histórico para el fútbol de nuestro país. Y es lógico querer contralarlo todo. El fútbol, y la vida, se encargarán luego de mostrar que eso no es posible.