El aumento en el monto de las pensiones, el multimillonario apoyo a Pemex y la baja base de contribuyentes hacen difícil que el próximo gobierno de México lleve a cabo obras de infraestructura emblemáticas como las que hoy realiza la administración de Andrés Manuel López Obrador, advirtieron los analistas económicos de la calificadora de riesgo crediticio HR Ratings.

Además, el nivel de deuda que ha alcanzado el gobierno federal —que ronda el 48% del tamaño de la economía anual—, la desaceleración del crecimiento en los próximos años y las presiones inflacionarias reducen el margen de maniobra de la administración gubernamental que iniciará el 1 de octubre de 2024.

“Muy probablemente en la siguiente administración no veremos estos cuatro, cinco, seis proyectos emblemáticos de la misma manera que vemos en este periodo”, dijo en conferencia Ricardo Gallegos, director adjunto de análisis económico de HR Ratings.

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El gobierno mexicano adquirirá deuda por más de dos billones de pesos el próximo año, si así lo autoriza el Congreso, para cumplir con los compromisos de atención a la salud, educación, pensiones y pago a la burocracia.

“Si va a ser un poco complicado, será un reto para la siguiente administración, creo que va a presionar mucho para hacer una reforma fiscal importante”, pronosticó Felix Boni, director de análisis económico de HR Ratings.

Para aumentar el gasto público sin aumentar a un mayor ritmo el endeudamiento, el próximo jefe del Ejecutivo deberá proponer una reforma fiscal que suba los ingresos y reduzca el déficit fiscal de más de 5% del Producto Interno Bruto (PIB) al que llegará en 2024, monto no visto desde 1988.

De ahí la necesidad de una reforma fiscal que no sólo combata la evasión y elusión fiscal como lo ha hecho López Obrador, sino que aumente el número de contribuyentes, revise las exenciones que tienen impuestos como el de la renta y mejore con tecnología el pago de las obligaciones, sugirieron los economistas.

Tan sólo el gasto en las pensiones alcanzará el próximo año el equivalente al 5.8% del Producto Interno Bruto, mientras que en salud será sólo 3%.

“Ese espacio fiscal que se logró realizar en los últimos años es parte de utilizarlo en este cierre de año; lo que llegaría a preocupar es la permanencia de este déficit fiscal”, advirtió Gallegos.

En los cortos y medianos plazos la economía mexicana debe enfrentar un entorno externo más complicado por la guerra Rusia-Ucrania, la situación de China con Taiwán y los conflictos políticos en Estados Unidos.

Con todo ello, estos economistas esperan que México crezca en el largo plazo a un máximo de 2.5% anual apoyado por el consumo interno y la inversión extranjera que se está fortaleciendo con el llamado nearshoring, o relocalización de cadenas productivas, cuyos beneficios comenzaron a verse en los últimos trimestres.

Pese a estas presiones, HR Ratings ha ratificado la calificación crediticia de México en BBB+, lo que significa que el gobierno ofrece una moderada seguridad para el pago oportuno de su deuda, pero con debilidad en la capacidad de pago ante cambios económicos adversos.

Con todo esto, pronostica que en 2024 la economía mexicana crecerá 2.4%, cifra menor al 3% que espera al cierre de este año; la inflación se espera baje a 4% el próximo año; el tipo de cambio baje a 18.30 y la tasa de interés de referencia de Banco de México bajen a diciembre de 2024 a un nivel de entre 8.5% y 8.25%.

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