Rosa Paulina López* y Evelisa Quiroz**/Forbes

La confianza y la intuición son dos herramientas que las mujeres deben aprovechar para avanzar hacia la Alta Dirección, ambas son vitales en las negociaciones, en las relaciones laborales y hasta en el más elemental intercambio humano. Por ello, unirlas en la toma de decisiones es una excelente estrategia para dar resultados y avanzar en la carrera profesional. 

“Según Mayer, Davis y Schoorman (1995), la confianza se entiende como la disposición de una persona a asumir riesgos al confiar en otra, fundamentada en la expectativa de que esta actuará de manera que beneficie sus intereses en una situación particular.”

La persona que confía puede supervisar o controlar un poco la acción, pero la decisión de cumplir es de la otra persona. Cuando confiamos, arriesgamos, es parte del arte de confiar. 

La confianza implica asumir el riesgo de la situación, una cierta vulnerabilidad y ausencia de control absoluto. En el caso de un negocio, uno puede contratar a una persona y confiar en que cumplirá con el trabajo encomendado, sin embargo, no se tiene la certeza de que lo hará, se puede monitorear, pero al final se tiene que confiar. Es verdad que las personas en las que depositamos nuestra confianza nos pueden traicionar, quedar mal, incumplir o engañar, son riesgos que asumimos al confiar. También pueden hacer el trabajo de una manera extraordinaria y sorprendernos. 

La confianza otorgada a los demás está influenciada por sus experiencias y las circunstancias que está viviendo. Para ilustrar este punto, basémonos en el estudio que plantea la pregunta: Si te estuvieras ahogando, ¿confiarías en que un extraño vendría a salvarte? Aquellos que responden afirmativamente suelen tener ‘confianza en la humanidad’, lo que indica una fe alta en las buenas intenciones de los demás. Por el contrario, quienes responden negativamente tienden a tener una fe baja. Esta diferencia radica en las experiencias que cada persona ha enfrentado a lo largo de su vida, es decir, en la ‘mochila’ emocional que cargan. En definitiva, la capacidad de confiar está influenciada por el sistema de apego de cada individuo, sus vivencias pasadas y su contexto actual.

Cuando una situación nos exige un voto de confianza, con lo primero que trabajo es con la “intuición” y la designamos con expresiones como: suena bien, suena mal, me late, algo no me cuadra, me da mala espina, tiene buena vibra, entre otros. Esta parte intuitiva lleva a seguir adelante o dar por terminada esa relación de confianza, ya sea en el ámbito profesional o personal. 

Aunque subestimada, la intuición es una herramienta poderosa en la construcción de la confianza interpersonal. Al ser la intuición un radar o un filtro emocional que capta señales sutiles que escapan a la atención consciente; por ejemplo: la cadencia de la voz, el lenguaje corporal o incluso la energía emocional que emana de la otra persona. Esta información intuitiva se procesa instantáneamente en nuestro cerebro, generando un sentido visceral de confianza o precaución. En situaciones donde la lógica y los hechos son insuficientes, la intuición actúa como un compañero validando o cuestionando la autenticidad y honestidad percibidas en el otro. De esta manera, la intuición colabora con la toma de decisiones, en especial cuando la información racional es insuficiente. 

Cuando se alinean la intuición positiva con una evidencia similar en un comportamiento, se refuerza la confianza. Este proceso de doble validación contribuye a la formación de conexiones profundas y relaciones sólidas al corroborar la información tangible con esa corazonada inexplicable que actúa como un sello de aprobación emocional. Así, la intuición se convierte en un componente esencial en el complejo entramado de la confianza interpersonal para llevar a cabo negociaciones y tomar decisiones complicadas. 

En la Alta Dirección, la intuición, la confianza en el equipo que implica ceder el control y el análisis racional son elementos importantes para hacer frente a escenarios de incertidumbre. En este sentido se ha demostrado que las mujeres tienen alta intuición y herramientas de comunicación que generan confianza. Hacer uso de ellas puede ser un complemento valioso al lado de la visión de los hombres en la toma de decisiones y en los espacios de liderazgo.

Contacto:

*Rosa Paulina López es profesora del área de Control e Información Directiva de IPADE Business School.

**Evelisa Quiroz es High Performance Coach, Managing Partner Persona Consulting.

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