La Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene planes para la instalación de 1,350 megawatts de energía limpia en los próximos tres años, pero de mucha más capacidad instalada de ciclos combinados que aumentaría en un mínimo de 60% el consumo de gas natural importado en ese lapso, arriesgando no sólo la transición hacia fuentes renovables sino la soberanía energética del país al depender de las importaciones de este combustible si se aprueba la reforma constitucional que inhibe la participación privada en el sector.

En tanto, para alcanzar la meta de 35% de generación eléctrica mediante energías limpias, pasando del actual 29%, se requerirá de una instalación adicional de por lo menos 9,500 megawatts limpios al 2024, lo que implica una inversión de 10,000 millones de dólares, unos 210,000 millones de pesos, monto que equivale a dos tercios del presupuesto para todas las actividades de la CFE, por lo que el organismo no podrá llegar a esta meta si se detiene el crecimiento de la inversión privada, explicó Leopoldo Rodríguez Olivé, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE).

Así lo explicó el empresario durante la presentación del México Wind Power que se llevará a cabo los días 23 y 24 de marzo en la Ciudad de México. Rodríguez dijo que la ONU ha reconocido que enfrentamos una emergencia climática en la que todos debemos participar y México está cerca de estar entre uno de los 10 países con más emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero.

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“La política energética de cualquier parte del mundo debe tener hoy en el centro el combate al cambio climático, como sea, en redes, con eficiencia, con renovables, pero que se lleve a cabo”, dijo.

En México se llegó en 10 años a una capacidad de 7,154 megawatts eólicos en operación, que es 9% de la capacidad instalada del país, crecimiento que requirió inversiones de 2,500 millones de dólares y que suman 12,500 millones de dólares en total, a decir del empresario, gracias a que había certeza jurídica a largo plazo, a dos reguladores, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) con visión de piso parejo, proyectos claros a futuro del gobierno en sustitución de fósiles y condiciones atractivas de financiamiento.

Sin embargo, recordó que se está discutiendo un modelo en el que se pretende privilegiar la generación fósil que inevitablemente traerá energía más cara y que cancela la transición energética.

Según sus cálculos, se requiere de 9,500 megawatts adicionales que tendrían que añadirse al 2024, para llegar a la meta de 35% de energía limpia al 2024, lo que implicará una inversión de 10,000 millones de dólares en los próximos tres años.

En tanto, la CFE sí tiene proyectos a la vista, con planta solar, proyecto geotermia, hidroeléctrica y de hidrógeno que suman 1,350 megawatts de nueva capacidad. Sin embargo, añade también proyectos que aumentarán, según datos de la propia CFE, entre 60% y 80% el consumo de gas natural, que no se produce en México, alejándonos de la soberanía energética.

“El tema que está viviendo hoy Europa y en particular España no tiene que ver con el modelo de mercado sino con la dependencia de combustibles fósiles importados y con el conflicto bélico se ha recrudecido”, aseguró.

Por eso la Cofece misma ha propuesto no aprobar el cambio que se pretende, porque aunque con 46% de posibilidad de generar al sector privado, el único comprador sería la CFE y el único vendedor de energía transformada también sería esta empresa, lo que constituye un monopolio que también, según los cálculos con datos del gobierno, incrementarán entre 32% y 52% los costos de despacho y en 65% las emisiones contaminantes al 2024.

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Situación de emergencia climática energética

Ben Backwell, CEO del Global Wind Energy Council (GWEC) detalló que a nivel global, en 2020 se logró una instalación de 94 gigawatts a partir del viento y para el 2021 se añadió una cantidad similar, al sumar la energía eólica offshore que crece a buen ritmo en Europa y China, principalmente.

Sin embargo, la industria debería estar creciendo cuatro veces lo que está creciendo hoy si se quiere llegar a las metas ambientales, de contención de emisiones y de seguridad energética, puesto que es importante tener una aceleración tomando en cuenta que junto con la energía fotovoltaica, será responsable de más de 60% de la energía del mundo.

“Estamos en una situación de precios muy altos de combustibles fósiles que llevan a récords en los precios de la electricidad, llegando a una crisis energética global que es síntoma de la transición desordenada de combustibles fósiles a renovables y los gobiernos deberían moverse de manera más decisiva hacia la generación que no requiere combustibles, o veremos cada vez situaciones de mayor riesgo para los consumidores”, dijo.

Ramón Fiestas, presiente del GWEC del capítulo Latinoamérica, detalló que México había sido el segundo país de mayor crecimiento en instalación de esta tecnología, después de Brasil, pero en los últimos años (a partir de esta administración) la situación se estancó, igual que en Argentina. En tanto, existe una iniciativa entre 10 países para pasar en una década de 60% a 70% de energía renovable, lo que implicaría duplicar la instalación de estas tecnologías, alineado con los acuerdos de descarbonización regional de Glasgow en noviembre del año pasado. Aunque México no está entre estos países, lamentó.

“Pero estamos muy lejos de esa meta en las instalaciones en el mundo”, aseguró, “estamos en una situación de verdadera crisis climática, que se suma a la crisis energética y México no tiene suficiente despliegue de energía para atender sus propias necesidades porque no ha puesto el foco en las fuentes que sí tiene pero que requieren tecnología y que son el sol y el viento”, aseguró.

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