La semana pasada finalmente José Francisco Yunes Zorrilla logró inscribirse por segunda ocasión como candidato a la gubernatura de Veracruz. El primer domingo de junio próximo, un poco más de seis millones de electores veracruzanos estarán en condiciones de poder decidir quién gobernará el estado de Veracruz durante el periodo 2024-2030. 

Al final de ese día, o dentro del plazo que establece la ley, el INE determinará cuántas personas acudieron a votar por las diversas coaliciones o partidos, y quien de los dos contendientes a la gubernatura logra el triunfo. Esa noche, la zacatecana Rocío Nahle podrá saber si con todo el oficialismo a su favor, pudo derrotar en las urnas al veracruzano nacido en Perote. 

Algo inédito en Veracruz es la unión en una sólida fórmula, de los principales políticos con apellido Yunes; del propio Pepe, del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos Miguel y Fernando, y también de Héctor Yunes Landa y su consistente organización Alianza Generacional. Es la primera ocasión que todos ellos buscan el mismo objetivo: echar fuera de Veracruz al obradorismo en todas sus manifestaciones, y consolidar un camino viable para tiempos futuros alejados de la incapacidad operativa, del populismo para las masas, de la corrupción y de la mentira y cinismo cupular.

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El 2 de junio, Pepe Yunes podrá constatar si la segunda propuesta que presentó a sus paisanos (la primera fue en 2018), logró por fin convencerlos para convertirse en gobernador del estado. Su trayectoria siempre ha contado con el fuerte respaldo de don José Yunes, su padre y sin igual consejero, y uno de los indiscutibles personajes de la conversación estatal.

Pero en este instante y hasta el día de los comicios, los 6 millones de electores veracruzanos continuarán midiendo, evaluando y sopesando a estos dos contendientes: la de Morena y el del frente amplio conformado por el PAN, el PRI y el PRD, partidos políticos que encabezan la creciente oposición de la sociedad que ya no quiere saber nada de obradorismo, de morenismo, ni de la descarada corrupción e ineptitud de Cuitláhuac García, de su ambiciosa familia enquistada en los puestos de gobierno, y tampoco de los funcionarios sin perfil, y miles de seguidores premiados y enchufados en la burocracia de alto sueldo y oscuras prebendas y negras obligaciones con su partido. 

El pueblo veracruzano observa, analiza, reflexiona, y más que nada, recuerda antecedentes, trayectorias, virtudes, méritos, carencias, tropiezos, fallas, defectos y errores imperdonables, además del tamaño y viabilidad de las propuestas sexenales de los dos candidatos más poderosos. 

Ya se verá si un veracruzano como Pepe Yunes y toda su fuerza y herencia peroteña, se deja vencer por una zacatecana calculadora y enjundiosa, con residencia y familia en Coatzacoalcos, que sobrevive como una ciudad fantasma, lastimada y venida a menos, agobiada por el crimen y las malignas plagas de todo tipo y origen.

Quedan 70 días para conocer si la decidida sociedad opositora junto al unificado yunismo en pleno, al PAN, PRI y al PRD, logran conseguir el triunfo electoral en Veracruz.  

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