Por la destacada participación de las mujeres del país en las marchas conmemorativas del Día de la Mujer de este 2024, el pasado viernes 8 de marzo será recordado en la vida futura de México por el inquietante aviso que envió a la sociedad, a la democracia, al gobierno y a los principales actores políticos del momento.

Y esta circunstancia debe estar preocupando al mandatario nacional y a todo su régimen, caracterizado por el poco respeto que el inquilino de palacio nacional, las instituciones y sus directivos han mostrado a las motivaciones, causas y libertades femeninas.

Y por lo que sucede a nivel internacional, habría que reflexionar en lo que se ha confirmado en los años recientes en la democracia de países como Polonia, Francia o Estados Unidos, donde han habido variaciones en la forma de gobernar y se ha tenido que virar la mirada institucional y la propia legalidad hacia el respeto y fortalecimiento de acciones gubernamentales de impacto social y derechos humanos que requieren y exigen las mujeres. 

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En México ocurrirán cambios para bien. En el caso de Claudia Sheinbaum, la candidata oficialista de Morena tendrá que buscar un discurso propio y una propuesta viable que parezca independiente y alejada de López Obrador, su creador. 

Y en el equipo de enfrente, Xóchitl Gálvez, la candidata opositora que representa a la coalición del PAN-PRI-PRD, deberá enseñar mayor inventiva y discurso, y que cuenta con la inteligencia y los tamaños suficientes para constituirse en la candidata más fuerte que la oposición pudo haber encontrado para derrotar y enterrar al obradorismo. 

Los debates presidenciales serán ejercicios de la mayor audiencia para identificar cuál de estas dos propuestas se ganan y convencen a las mujeres mexicanas, cosa que hasta ahora, ninguna de las dos ha logrado cabalmente.

Y también la sociedad estará pendiente de las noticias, circunstancias y acciones positivas o negativas del presidente López Obrador, las que necesariamente jugarán en contra o a favor de ambas candidatas. Y el pueblo sabio y los electores tendrán que reconocer que en esta elección, catalogada como la más grande de todas las épocas, se moverán millonarios recursos económicos y fuerzas oscuras al margen de la Ley, tratando de incidir o afectar los resultados.

De cualquier forma y en todos los casos, el domingo 2 de junio próximo, la elección presidencial, la de las gubernaturas, senadurías y diputaciones en juego, mostrarán resultados al final del día, donde se verificará la mayor participación del voto de mujeres jóvenes en la historia nacional, participación responsable cuya motivación esencial va a ser la de conseguir e impulsar mejores condiciones de vida y fundamentalmente el aseguramiento y consolidación de los derechos humanos para las mujeres mexicanas y sus hijos. De esa magnitud e importancia resultará esa jornada. 

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