El primer debate presidencial sirvió para muchas cosas. También para comprobar que no existe ninguna manera de acabar con el paso ascendente de Andrés Manuel López Obrador rumbo a la presidencia de México.

Lo primero, que las mujeres hicieron mejor papel que los hombres. Lucieron más las dos conductoras y la propia Margarita Zavala, quien mostró ideas, firmeza y tamaños para cosas mayores. No extrañe que a partir de ayer levante simpatías y suba en los números de las encuestas. Tampoco, que sus seguidores y admiradores le vean estatura para construir un partido político que la pueda poner en la presidencia de la república en alguna de las siguientes elecciones.

Ricardo Anaya demostró que es buen debatiente, pero…lástima que anoche haya llegado bien batido al Palacio de Minería. Poca credibilidad en la audiencia levanta su insistencia de que es honesto. Y los demás contendientes lo miraron de reojo y con burla, con ese carácter de corrupto que viene arrastrando desde hace meses.

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El Bronco, salió más bronco de lo esperado. A él le gustaría cortarle la mano a los miles de corruptos que pululan en el territorio nacional. Levantó las sonrisas de muchos en el Palacio y en la nación. Se adjudicó magistralmente la tarea de quitarle votos a los enemigos del PRI. De paso y cuantas veces pudo, le hizo guiños a Margarita.

El PRI enseñó que está huérfano de candidato ganador. Pepe Meade se comportó anoche como el inesperado e incómodo invitado a una fiesta de amigos selectos, donde el intruso quiere a toda costa, hablar, dar opiniones o que lo tomen en cuenta. El partido oficial difícilmente dará color en la elección del primero de julio próximo. Sus estrategas mostraron el peor cobre de principio a fin. Ni el partido ni el candidato son viables para semejante empresa.

También ayer se comprobó que si Ricardo Anaya no hubiera enloquecido, el PAN, con Margarita adentro, sería un auténtico trabuco que podría enfrentar con decoro a MORENA y pelearle de tú a tú la presidencia.

Pero curiosamente, se constató otra vez que Andrés Manuel, el candidato antisistema, cuenta con todo el respaldo del propio sistema político nacional, como ya se señaló en Palabras Clarasdesde el 16 de enero de este año en el editorial JULIO 2018: EL SISTEMA YA ELIGIÓ PRESIDENTE.

Ese día se habló de un poema de Maliyel Beverido, referido a la política nacional, destacando lo siguiente: “…Y para comprobarlo con respecto a los candidatos a la presidencia de la república, basta con leer Hay que bailar como los astros…Y pareciera que la poeta aleccionó a López Obrador en su actuar, y que el tabasqueño logró sacudir tanto al sistema, que éste decidió en favor del Peje, para que ocupe la silla mayor del Palacio Nacional este mismo año, después de aprender a bailar con y como los astros. Con ese objetivo, primero creó el partido MORENA.”

“Acto seguido, el sistema echó a perder al PAN, el principal partido opositor del Peje, dinamitándolo y alejando los valiosos segmentos que lo conformaban. Se fueron sus más importantes actores -Margarita Zavala y otros- a aventurarse por otros lados, y dejaron al frente de lo que quedó, a un aventurero ambicioso que tuvo que formar otro frente con otros aventureros ya fraccionados. Por el lado del PRD, envió las señales de humo adecuadas para mandar en distintas direcciones a las tribus y caciques que le daban sustento.”

“El sistema también pulverizó al PRI. Y para asegurar su bajo rendimiento, colocó como directivo, que no líder, a un personaje sin la mayor importancia y sin discurso. Antes empujó a sus imberbes gobernantes puestos a modo, a que se llenaran de lodo, permitiéndoles robar escandalosamente. De todo ese corrompido mejunje, sólo quedaron tres despintados colores en los que envolvieron a un dispuesto candidato venido de otras tierras políticas, pero sin mayor poder de convocatoria.”

“Y dentro de este conjunto de hechos, el sistema -en el que todos estamos, por gusto o por conveniencia-  nos mostró al nuevo mesías, que irremisiblemente debía unirse a ellos y a nosotros, si quería ganar. Por eso López Obrador, ha cobijado a todos con el mismo cariño e interés, sean militantes y adeptos ciegos o convencidos; sean empresarios, políticos…”

“Como puede comprobarse, Andrés Manuel López Obrador aprendió a bailar, luego de dos fallidos intentos por hacerse de la presidencia. Alineó a los astros y ahora baila con ellos. Con suficiente galanura y desenvolvimiento, baila tal como los astros que gobiernan México: los económicos, los políticos, los ciudadanos urbanos y campiranos y los votantes fieles o no, y además todos aquellos que aparezcan en su ruta. Y todos a una, vigilan con celo las distintas danzas, a efecto de que en ninguna de ellas pierda ritmo y seguidores.”

“Ante esta realidad increíble, los candidatos de las otras divisiones divididas, están bailando desentonados y desmadejados.”

Anoche en el debate, Andrés Manuel la hizo de Zeus tonante, mostrándose como quiso y cuando quiso. Consciente del poder de sus seguidores y de las redes sociales a su favor, decidió “qué sí, y qué no”, para avanzar hacia su programada “cuarta transformación”, reconociendo que “la presidencia es sólo un medio y no un fin”. Resaltó su honestidad y afirmó que su fuerte no es la venganza, en alusión a Salinas y a Peña Nieto.

Anoche, como buen amante del beisbol, el Peje bateo todo lo que pudo y se marchó con su demoledor bat al hombro.

Seguramente los dueños de los capitales nacionales pudieron dormir tranquilos, ya que su gallo presidencial continuó hasta arriba. Y funcionó a las mil maravillas.

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