Montesquieu y la constitución francesa inspiraron orientaciones y preceptos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde sus orígenes en 1824. Y una de las principales aportaciones del filósofo galo es el tema de la división de poderes que desde 1917 se enfatizó en nuestra Carta Magna. 

El Artículo 49 constitucional establece expresamente que “El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, conforme a lo dispuesto en el Artículo 29”.

La mención resulta pertinente a partir de los ataques perniciosos e intromisiones que acostumbra el presidente López Obrador para hacer valer sus instrucciones, criterios y formas de pensamiento al gobernar. El último atraco de la lista es el que lleva a cabo en estos días ante la posición de un juez federal respecto a conceder la suspensión de la reforma eléctrica impulsada por el jefe de gobierno.

Anuncios

Y esa constante falta de respeto al Poder Judicial de la Federación y a otras instancias autónomas, hace pensar en la posibilidad de que el mandatario nacional esté orquestando una estrategia política para realizar una reforma integral a la Constitución mexicana.

Las circunstancias actuales recuerdan a Venustiano Carranza y su exposición de motivos ante el Congreso Constituyente de Querétaro, cuando el primero de diciembre de 1916 inició el periodo único de sesiones en las que se aprobarían las reformas a la constitución vigente desde 1857. El Jefe del Ejército Constitucionalista expresó: “Vengo a poner en vuestras manos el proyecto de Constitución reformada, proyecto en el que están contenidas todas las reformas políticas que la experiencia de varios años, y una observación atenta y detenida, me han sugerido como indispensables para cimentar sobre bases sólidas las instituciones, al amparo de lo que deba y pueda la nación”

Sin embargo, ese día el revolucionario dijo esto sobre la división de poderes: “Otras reformas sobre cuya importancia y trascendencia quiero, señores diputados, llamar vuestra atención, es la que tiende a asegurar la completa independencia del Poder Judicial, reforma que, lo mismo que la que ha modificado la duración del cargo de presidente de la República, está revelando claramente la notoria honradez y decidido empeño con que el gobierno emanado de la revolución está realizando el programa proclamado en la heroica Veracruz el 12 de diciembre de 1914, supuesto que uno de los anhelos mas ardientes y más hondamente sentidos por el pueblo mexicano, es el de tener tribunales independientes que hagan efectivas las garantías individuales contra los atentados y excesos de los agentes del poder público y que protejan el goce quieto y pacífico de los derechos civiles de que ha carecido hasta hoy”. 

Cabe señalar que Carranza convocó a elecciones de diputados para integrar un Congreso Constituyente. De acuerdo con investigadores del Colegio de México, el general revolucionario procuró para ese momento contar con diputados afines y “renovadores”, es decir, provenientes de la legislatura anterior o con experiencia legislativa. De esa manera, en aquellos tiempos, se tuvo una representación nacional que pudiera aprobar la nueva Constitución sin tantas discusiones. 

Sobre la elección de los diputados federales en tiempos obradoristas, debe observarse que casi todos los legisladores morenistas y de los partidos afines, están emulando a aquellos “renovadores” carrancistas, y se inscribieron al proceso electoral buscando repetir en el cargo. 

Pareciera que este hecho obedece a un objetivo superior de tener -similar a Carranza- un Congreso a modo, lo que “con otro congreso constituyente” permitiría otra Constitución, o cuando menos, la ansiada reforma constitucional de AMLO en los términos que le aseguren la consolidación de la 4T y del régimen por varios años más. 

Pero en el tema de la división de poderes, el riesgo de cambiar la Constitución podría conducir a un retroceso en el equilibrio de poderes, respecto a la necesidad de independencia planteada hace más de cien años por Venustiano Carranza, y desde luego, por los grandes juristas del derecho occidental.

La Cuarta Transformación sería igual a tener una Constitución talla 4T. A como se ven las cosas, no hay para más.

Así que, el pasado se ve continuamente modificado.

Publicidad